Se había equivocado
de hombre, no era él al que debía enviar a un mundo mejor disparándole aquella noche...
Esa chica lloró y lloró. Un error irreparable. Lo hecho por él no fuera tan grave. Se confundió. ¿Cómo le pudo pasar?
Fue a la Iglesia de su pueblo, la imagen de Jesús reinaba en medio del altar... Tristemente en un crucifijo, recordando una muerte, que a mi juicio, no ha debido tener.
Ella se lo contó todo a Jesús, pistola en mano. Pidió perdón. Aquel hombre al que mató, no era el que la había engañado y todo le robó. No era el que había cometido aquella falta.
De repente una luz lo invade todo, y Jesús baja las escaleras del altar y se le acerca.
-No llores chica, le dice. Fue un error, ya todo pasó. Ella no podía creerlo, pero seguía llorando, le pidió su bendición y... se arrodilló y disparó.
Fue muy fuerte ese disparo, su cuerpo al suelo ha caído. Jesús dijo que su alma estaría en el Paraíso.
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