Pasa el tiempo y cada vez falta menos para las próximas Elecciones al Parlamento Europeo. A un año de la cita electoral acaba de crearse en Facebook el grupo Europa por la Vida, que promueve la difusión de las ideas de aquellos partidos políticos que defienden los principios provida.
José Pérez Adán, profesor titular de sociología de la Universidad de Valencia, dijo en una ocasión que los políticos “tienen miedo a hablar del aborto, casi siempre porque no conocen el tema a fondo. Los políticos manifiestan una gran ignorancia en muchos temas en los que podrían votar en conciencia”.
Si bien es verdad que son pocos los políticos que se expresan de forma clara en temas como el aborto, la eutanasia y la defensa de la familia natural, no es menos cierto que cada vez son más las iniciativas cívicas que defienden la vida desde el mismo momento de la concepción hasta la muerte natural.
En este contexto entran en juego los nuevos movimientos políticos que han ido apareciendo en toda Europa y que tienen como objetivo defender estos principios en los ámbitos políticos de decisión pública. Son nuevas iniciativas que poco a poco, y a pesar del mal llamado voto útil, se van abriendo paso entre los grandes partidos, que siguen guiándose por el interés electoral y han olvidado la defensa de los valores de la civilización occidental.
En España, sin duda, el que más destaca es el Partido Familia y Vida, que nace del convencimiento de una serie de ciudadanos de la necesidad de que estos valores fundamentales sean defendidos en el ámbito político.
El provida Daniel Arnal Meseguer declaró que “el futuro demanda un mayor peso de la crítica y el debate político” y tras decir que “el único partido provida español en estos momentos es el Partido Familia y Vida”, señaló que “PP, PSOE o IU son los culpables y los causantes de las muertes que provoca el aborto, la RU-486, o la reciente reforma legal que matará 200.000 niños congelados en las clínicas de FIVET”. Así mismo, tiene muy claro que “ningún partido español tradicional va a acoger las tesis provida, que sólo podrán ser defendidas desde una formación diferente y nueva”.
En Italia nos encontramos con la Lista por la Vida impulsada por un periodista excomunista llamado Giuliano Ferrara. Este inconformista ha conseguido que Italia haya dado un gran paso político adelante, asentando la cuestión cívica, política y moral del aborto en el ámbito público.
En Francia, Alemania, Inglaterra, Irlanda… en toda Europa van apareciendo nuevas formaciones políticas cuyo signo es el de aplicar la cultura de la vida desde el ámbito político.
Con este grupo queremos difundir las ideas de estos nuevos partidos y concienciar a todos aquellos políticos que todavía tratan estos asuntos navegando entre la tibieza y los complejos se den cuenta de que tienen la obligación de pronunciarse claramente en temas tan importantes para el bien común de la sociedad.
Así mismo, es imprescindible que todo ciudadano responsable comprenda la inutilidad del voto útil: el sistema democrático se basa en la expresión de la opinión política de los ciudadanos mediante el sufragio universal. Si los ciudadanos, por los motivos que fueren, no expresasen su opinión personal, sino aquella que consideran que va a ser más útil políticamente, el propio sistema democrático se vería adulterado, pudiendo crearse mayorías parlamentarias que contarían con la legitimidad del voto, pero no representarían la opinión ciudadana. De esta forma, el voto útil se convierte en inútil, pues ni permite conocer la auténtica opinión de los electores, ni éstos ven defendidas sus ideas políticas en los partidos a los que han votado.
Por otra parte, la práctica reiterada del voto útil lleva únicamente a polarizar las posturas en dos opciones opuestas, que impiden la entrada de cualquier opción renovadora y anquilosa el sistema democrático.
Los ciudadanos deben expresar su opinión personal en las urnas, sin dejarse llevar por el futuro juego de las posibles mayorías y utilidad de dicho voto, con objeto de que las formaciones políticas puedan conocer la auténtica voluntad de la mayoría; y tener la seguridad de que actúan administrando correctamente el voto recibido de acuerdo con la opinión política del elector.
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