Las guerras modernas se libran en tres planos distintos pero interconectados, el del campo de batalla, el interno y el externo. En la actualidad es muy complicado lograr el éxito en los tres planos al mismo tiempo. Por ejemplo, a Estados Unidos le fue muy bien en el campo de batalla al inicio de su invasión de Irak en 2003, pero ya había perdido el plano externo al no conseguir el apoyo internacional y acabó perdiendo en los otros dos planos, pues el aumento de sus dificultades en el campo de batalla provocó el recrudecimiento de las divisiones internas.
En el caso de Rusia es aún peor, ni siquiera ha logrado grandes éxitos en el campo de batalla, teniendo en cuenta su superioridad de partida, y en el externo tampoco su situación es mucho mejor, tan solo la neutralidad de China e India parecen romper con su aislamiento.
La entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN es un nuevo revés para el régimen de Vladimir Putin en el plano externo, supone un empeoramiento claro de su situación geoestratégica y un resultado diametralmente contrario a su objetivo de invadir Ucrania, que no era otro que impedir una nueva ampliación de la OTAN en sus fronteras.
Por el momento solo parece controlar el plano interno, pero en los regímenes autoritarios todo puede cambiar súbitamente, y noticias como el deseo de entrar en la OTAN por parte de Suecia y Finlandia pueden hacer mella en el control ejercido por el Kremlin sobre la opinión pública rusa, pues contradicen el relato oficial y siembran dudas sobre la idoneidad de la invasión.
--------------------- Comentario de Pedro Francisco Ramos Josa, Profesor del Máster en Política Exterior de la Universidad Internacional de Valencia, Licenciado en ciencias políticas y sociología y Doctor en paz y seguridad internacional.
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