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Sara estaba de pie frente al restaurante donde trabajaba, observaba incesantemente y con una miraba furtiva, melancólica pero optimista en todos los sentidos. Sara entró al restaurante y expresó buenos días Lola, ¿qué tal todo? la encargada se encontraba tras la barra ordenando unas copas recién sacadas del lavavajillas, no le escuchó.
Eva y Luis se miraron al borde de un puente donde las aguas, como ellos, se encontraban y entrelazaban sus destinos. En la quietud del atardecer, los dos eran tan opuestos como el día y la noche, pero en ese momento, sintieron que el mundo comenzaba a partir de allí, sin memoria de caminos previos, sin el peso de las decisiones antiguas.
Laura Blanco Villalba es mi gran descubrimiento de este año. Siempre he creído que el género vampírico es un tipo de literatura que nunca pasa de moda, pero encontrar originalidad dentro del mismo ya es harina de otro costal. "La Sirin" y "Los Averni", sin embargo, proponen algo diferente. De hecho, en "La Sirin", ambientada en el siglo XIX, se nos presentan vampiros capaces de leer la sangre y un juicio muy peculiar: una mujer vampiro va a denunciar al vampiro que la creó.
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