Escribió John William Cooke que los acuerdos políticos siempre se hacen de mala Fe, aunque se suscriban por conveniencia.
Lo cierto es que más que firmar en piedra o mármol, los acuerdos políticos tropicales acaban la mayoría de las veces suscritos en hielo.
Es la realidad detrás de los acuerdos que llevaron a una concertación opositora en Paraguay, hoy en total desconcierto, y que fue instalada como única alternativa por algunos medios poderosos. La combinación del poder mediático, la hipocresía de unos y el afán de protagonismo, llevó a una Concertación que por estas horas se convirtió en caja de Pandora.
El primer sector en patear el tablero fue el Partido Popular Tekojoja, núcleo que llevó al poder al ex obispo Fernando Lugo en 2008. El retiro de Tekojoja pretendió ser negado por los capitanes del barco que hace agua, recibiendo inmediata respuesta. "Tekojoja define sus posiciones en instancias colectivas, participativas y democráticas, no, a partir de posiciones individuales" respondieron sus dirigentes.
Y aclararon que "La decisión (de retirarse de la Concertación) fue tomada luego de un encuentro que contó con la participación de más de 180 delegados de todo el país" . El candidato a diputado Elvio Benítez, de la fuerza Convergencia Popular, manifestó su intención de retirarse también de la concertación calificando de "soberbio y prepotente" a Efraín Alegre, a quien todos apuntan como beneficiario final del entramado político. El partido Demócrata paraguayo también protestó por disposiciones del conglomerado en las que su nucleación no dio su acuerdo ni se le dio parte.
Por su parte el ex ministro Dionisio Borda desmintió que forme parte del equipo de Efraín Alegre, quien intentó manosear su nombre. "El es un conservador y no está comprometido con los cambios de una sociedad tan desigual y de injusticia tributaria", señaló Borda.
Ya advirtió Dostoyevsky que la infelicidad del mundo tiene su origen en el desconcierto. Puede que ello explique las razones por las cuales parece seguir vigente la sentencia de Augusto Roa Bastos, quien decía que el infortunio se enamoró del Paraguay.
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