A Mariano Rajoy, no le cuadran los números, o sí, según se mire. Así lo ha manifestado a través de los medios de comunicación y por ello ha declinado la propuesta del Rey para que forme gobierno.
Desde que se diera el resultado electoral que se dio el pasado día 20 de diciembre de 2015 y también semanas antes, Rajoy no ha hecho más que intentar meterle el miedo en el cuerpo a los españoles insistiendo una y otra vez sobre la situación caótica que se podría dar si se diera una coalición de partidos, según él radicales, para gobernar el país, más recientemente insiste en que la única opción de Gobierno moderado que se puede dar es la que ofrece y también según él, representa el Partido Popular.
Si lo que Rajoy entiende por moderación es lo que ha hecho su Gobierno estos cuatro últimos años, se puede asegurar sin margen de error que si la moderación se fundamenta en las dos funestas reformas laborales impuestas por él, la reducción salarial, la reducción de los plazos e indemnizaciones por despido, el irrisorio aumento de las pensiones, la baja del poder adquisitivo de trabajadores y pensionistas, la caída de la calidad en Sanidad y Educación, la reducción del gasto social, el desamparo en que se ven las personas dependientes, etc., etc., en definitiva podemos comprobar cómo la opción moderada de Rajoy se concreta en la caída del Estado del Bienestar tal y como lamentable y desgraciadamente estamos sufriendo día a día.
Si el carácter moderado del Gobierno de Rajoy se sustenta y se caracteriza por el escandaloso aumento, en estos últimos años, de los casos de corrupción, un verdadero desmadre, raro es el día en que no sale a la luz un nuevo episodio, con nuevos rostros de golfos, sinvergüenzas, caraduras y ladrones de guante blanco, se puede decir que la “moderación” es total. Sólo quedaba libre de “pecado” la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría al no haberle surgido ningún corrupto entre los cargos de confianza nombrados por ella, como les ha ocurrido a Rajoy, Aguirre, Der Cospedal y otros y ahora mira por donde le ha tocado el turno y en un asunto de verdadero escándalo. Creo que lo de la moderación a la hora de gobernar es mera fantasía ya que la realidad pura y dura es de verdadero bochorno.
Sigue insistiendo Rajoy en su vieja cantinela de que debe ser el partido más votado en el forme gobierno cuando la Constitución Española (CE) deja muy claro en su artículo 99.1: “Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta a los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”. Así de claro. En ningún momento, ni por asomo, se da a entender que se nombre presidente a quien el Rey ha propuesto, eso es el Pleno del Congreso quien lo tiene que decidir. Si Rajoy quiere que gobierne el partido más votado que modifique o reforme la CE, pero como es por todos sabido éste no está por esta labor. Ocasiones ha tenido la derecha para modificar la CE y no lo ha hecho. Ahora no es momento para lamentarse.
En cualquier caso a Rajoy no le salen los números y todos sabemos por qué se ha quedado más solo que la una. Han sido cuatro años de gobierno ninguneando, despreciando, maltratando al resto de formaciones políticas haciendo y deshaciendo a su antojo. Han sido cuatro años de prepotencia y soberbia, pretender, casi exigir, que aquellos a quienes ha despreciado constantemente le apoyen es una muestra más de egocentrismo y falta de respeto.
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