Hoy voy a escribir, me lo pide el cuerpo, para denunciar a un traidor gobierno. Lo haré recordando a Bécquer, el genio de las bellas rimas de las que yo bebo. Y lo quiero hacer, para que mi pueblo, no se llame a engaño con tanto embustero. El tema de hoy, va sobre los muertos, del coronavirus que ocultó el gobierno. Porque saben bien, que muchos de ellos, vivirían aún si hubieran dispuesto treinta días antes los precisos medios que eran tan urgentes y que otros pusieron. Pero no querían, porque había el deseo, de satisfacer afanes arteros, de unas feministas con un solo credo: hacer mucho ruido e insultar al pueblo. El ocho de marzo, de fatal recuerdo, hubo un gran contagio que aumentó los muertos. Muertos que esta gente, no quiso ni verlos pues saben que muchos son por culpa de ellos. Y el torpe Simón, cejas que dan miedo, quebrada garganta y escaso cerebro, no dudó en decir cual si fuera un genio que el coronavirus traería pocos riesgos.
Fue todo tan zafio, tan vil, tan perverso, que nadie comprende nada de este entuerto. Simón siguió inane, ante el desafuero, sin pedir disculpas y siempre mintiendo. Siguió la pandemia, su curso siniestro, con Sánchez obviando las quejas del pueblo. Nunca le importaron los miles de muertos; creía que eran hojas que se llevó el viento. Lo hizo con Franco, hasta removerlo, después con su abulia no evitó los muertos Pero si las cifras, que dejó en secreto, para acomodarlas a su vil criterio. Causó mucho daño negando a los deudos algunas noticias para su consuelo. ¡Qué pena Dios mío, me da cuando pienso, quién maneja a España con tanto desprecio! Miles de familias, lloran sin consuelo el letal destino de padres y abuelos. Y todo es por culpa del peor gobierno que pensar pudieran las gentes del pueblo. Por eso en la calle, miran ya con miedo, al propagandista jefe del gobierno. Y en plazas y calles, se escucha este aserto: ¡QUÉ SOLOS SE QUEDAN, CON SÁNCHEZ LOS MUERTOS!
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