Día tras día asistimos, con cierto pudor, a la audición de los diversos himnos nacionales de los países participantes en los distintos torneos. Entre ellos contamos con la participación española en toda suerte de olimpiadas, campeonatos mundiales, europeos e internacionales de todo tipo. En todos ellos los himnos son coreados bien o mal, según la capacidad musical de los participantes. Pero todos lo hacen con denuedo y una especie de orgullo patrio que les dignifica.
Cuando suena el himno nacional español los acontecimientos se desarrollan de otra manera. Desde las gradas y desde el tímido canturreo de los protagonistas del evento, se escucha un “chinta-chinta” decepcionante. Para más INRI todo el mundo se olvida de repetir la primera estrofa y se arma un lío descomunal. No es necesario que se cante el himno nacional en todos los eventos, sean de la categoría que sea, como sucede en los Estados Unidos de América. Los yanquis encargan dicha tarea a un cantante de cierto prestigio que, dependiendo de la importancia del acto, puede llegar a ser un artista de primera fila. Me conformaría con que se interpretaran con letra en los partidos internacionales de las diversas selecciones españolas. Hay himnos que me parecen esplendidos. El italiano, el portugués, el francés o el brasileño entre otros. Me emociono al ver con que intensidad y afinamiento cantan los italianos el “Fratelli, fratelli”. Un himno que nació en el 1847 y que no ha perdido identidad ni fuerza con el paso de los años y de los diversos avatares políticos. ¿Porqué los españoles seguimos con un himno incompleto? El himno nacional español deriva de una marcha militar que se compuso solo para música en el año 1770 y que, posteriormente no ha sido capaz de inspirar una letra que sea aceptada por todos los españoles. Puede ser, que les moleste a algunos debido al nombre primitivo de “marcha de granaderos” que derivó en “marcha real”. Seguimos siendo más papistas que el Papa. De otra parte anda por ahí el “Himno de Riego” nacido en enero de 1820 de los cánticos de una columna militar que participó en el pronunciamiento de un teniente coronel de dicho nombre. Se utilizó en su día y se adoptó durante la Segunda República. Como siempre las dos Españas. Creo que los españoles merecemos que algún letrista se estruje las meninges y redacte una letra que recoja el espíritu español sin crear más problemas. Que ya tenemos bastante. Aunque me parece que dicho empeño es casi imposible. En cada español hay un seleccionador nacional, un presidente del gobierno y una especie de temor a estar de acuerdo con nuestros oponentes políticos. Distintos poetas se han estrujado la sesera para recomendar unos textos que no han alcanzado ningún éxito y apenas han sido tenidos en cuenta. Mientras tanto seguiremos con el “chinta-chinta”. Con lo fácil que es encontrar una letra adecuada. Que se lo pregunten a Shakira y a los cientos de raperos que sacan rimas hasta del Quijote. Esperamos con ansias esos versos que unan a todos los españoles.
|