¿Es un avión? ¿Es un pájaro? ¿Es una nube? ¿Es un meteorito? ¡No! Es un meme. Este producto cultural ha revolucionado la forma en la que nos comunicamos por las redes sociales. Su presencia en Internet es tan rápida como fugaz. Más allá de lo divertidos que resultan ser, son una herramienta de comunicación que transmite un mensaje acerca de un fenómeno social, por lo tanto, el “crear memes” ya se considera todo un arte.
Un meme puede estar contenido en diversos formatos multimedia, ya sea en texto, imagen o vídeo, y en segundos se difunde por todas las redes sociales si se trata de un tema de interés nacional o internacional. De seguro, te preguntarás cuál es el secreto para que se viralice, esto depende mucho del motivo que impulsa a la creación y los acontecimientos más relevantes que rodean a las figuras públicas, por lo que se debe estar al día de lo que sucede en todo el mundo, así como tener los contactos y canales adecuados para una hábil y completa difusión. Para escribir literatura se necesita antes que nada mucha lectura y práctica, esta misma premisa se aplica también a los memes, si deseas crear los mejores es necesario leer muchos primero. La clave se encuentra en el humor y la elección del tema (actual o genérico), pero recuerda leer mucho antes, para que aportes con tu creación algo diferente y original. La imagen y el texto se complementan la una con la otra, es importante que la ilustración provoque una reacción emocional y el texto sea directo y sencillo.
“Los memes son el arte callejero de la red social”, dice la académica china An Xiao Mina, en su libro Memes to mevements. Los memes tienen un propósito importante en nuestras sociedades, por medio de ellos la cultura y la política se expresan y construyen narrativas en las personas, para reafirmar intereses e individualidades de manera continua, colectiva y diversa.
El origen del término “meme” se remonta a un texto de 1976, escrito por Richard Dawkins: “El gen egoísta”, donde se lo define como “una unidad de información cultural que se disemina en la sociedad de igual forma que los microbios se expanden y evolucionan en la naturaleza”. Estos genes, llamados “memes” en el siglo XXI, se replican continuamente para conservarse y son la unidad mínima de la comunicación cultural a partir de ideas-tendencia, modas, melodías, etc.
Un meme puede modificar la perspectiva o la opinión de la audiencia que lo recibe, por su difusión masiva el contenido que se comparte afecta los movimientos sociales, la comunicación política digital y el poder. Xiao, comenta que hay varios objetivos de los memes, tales como “el combatir la ignorancia pluralista y la sincronización de opiniones”, debido a que se genera un proceso donde las personas creen que el resto de la sociedad no comparte sus mismas opiniones y conforme un meme se viraliza respecto a un tema de alcance social, económico o político se descubren perspectivas similares, lo que provoca que a mayor sincronización ciertos ciudadanos se sientan impulsados a votar, protestar o adoptar ciertas creencias y conductas globalmente.
Los memes hacen que pases un buen rato con tus amigos o que logres vender algún producto o servicio en una campaña de marketing, pero, ¿qué hay detrás de su producción y difusión en el día a día? El poder de las imágenes puede desatar una discusión polémica en la Social Media difícil de predecir y controlar. La cibercultura expande las posibilidades comunicativas, sin embargo, tiene sus contrariedades, algunos de los efectos negativos son la pérdida de la vida privada, las crisis de reputación, el bullying, la manipulación política, entre otros.
¿Te has preguntado el por qué de ciertos comportamientos repetitivos en diferentes individuos? La memética tiene su genética en la cultura, en la medida que ésta se reproduce en las personas. Los memes “alfabetizan” sobre temas nuevos o en común al ritmo de las opiniones y tendencias de las sociedades. Los memes tienen tres características, según Dawkins: su fecundidad (transmisión a través de las generaciones), su longevidad (que cada unidad tenga larga vida) y su fidelidad (que las copias sean de buena calidad). El lenguaje mediático que supone la herramienta digital de los memes antes pertenecía al fenómeno del contagio y la imitación social, pero ahora este fenómeno pertenece al campo de las humanidades digitales.
La autora de Memeracia. Los virales que nos gobiernan comenta para el portal ABC que “estamos en un escenario bastante negativo, pues ya nos encontramos en mitad de la «Memecracia» y no nos hemos dado cuenta. Su mayor peligro es que está pasando desapercibida y la única herramienta que conozco que puede desactivar los intentos de manipulación es el conocimiento”. Si bien los memes surgen de la espontaneidad hacia una producción masiva impredecible, pero la única forma de entender el contexto y subirnos al tren de la cultura contemporánea, con el debido cuidado y sin caer en los efectos negativos, es a partir del análisis de los contenidos, para conocer los mecanismos y los matices que supone este fenómeno y, no solo consumirlos mediante el afán del entretenimiento.
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