Se hizo célebre en las elecciones de 1946 en Argentina, la frase “Braden o Perón”, cuando el representante diplomático norteamericano en Buenos Aires, Spruille Braden, intervino intentando evitar el triunfo de Juan Domingo Perón. La intromisión del diplomático fue tan torpe y descarada, que irritó a los electores argentinos que inundaron las urnas votando a Juan Domingo Perón, entonces secretario de Trabajo.
Spruille Braden no era un desconocido en esta región pues en 1938 como delegado norteamericano había logrado preservar para la Bolivia derrotada militarmente por el Paraguay en la guerra del Chaco, decenas de miles de kilómetros cuadrados de ubérrimo territorio petrolífero.
Los representantes norteamericanos, que en Paraguay ya fueron enfrentados y expulsados por los presidentes Carlos Antonio López en 1846, Francisco Solano López en 1868, Rafael Franco en 1936 e Higinio Morínigo en 1942, siguen desconociendo su propia historia diplomática. Una prueba de dicha ignorancia la dio el actual embajador Marc Ostfield, representante de Estados Unidos en Paraguay, adoptando una abierta actitud hostil hacia los principales referentes del partido gobernante en esta república sudamericana.
También suscribió un acuerdo con el presidente paraguayo Abdo Benítez sobre la hidrovía del río Paraguay que causó alarma y disturbios en el MERCOSUR, un bloque de integración regional al que Washington ha sido siempre hostil.
La situación pretendió ser capitalizada por una torpe oposición que entre otras equivocaciones, vio al problema causado por una intromisión como si fuera una solución. El candidato Efraín Alegre, entre otros errores, se dedicó a realizar ataques retroactivos a un presidente que ya no estaba en el poder, Horacio Cartes. Disfrazó a sus partidarios del liberalismo como una concertación que solo existió en volátiles acuerdos que nadie cumplió. El grupo empresarial de prensa que lo acompañó, el de la familia Zucolillo, fracasó en su intento de descabalgar e invisibilizar a los candidatos del tradicional Tercer espacio que no responden a colorados y liberales.
No fue el primer fracaso de la prensa servil a la embajada norteamericana de Asunción, pero sí el más estridente. Como broche de oro en una verdadera desafinada sinfonía de errores, anunció a destiempo su gabinete de ministros generando una diáspora entre sus seguidores. Todo esto sumado a una imagen consolidada de eterno postulante derrotado y resistido dentro de su propia parcialidad.
Dijo Borges que la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce, aunque en este caso se trate de perdedores indignos, que podrán agazaparse y dar tregua, pero sus vencedores sin duda dejarán a su sombra crecer de nuevo. LAW
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