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​Angel Jose González Herrero, Madrid

Milei es liberalismo, no ultraderecha

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Javier Milei tiene serias posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de octubre en Argentina. Tras ser el más votado en las PASO (unas primarias simultáneas para todos los partidos), casi todos los medios españoles, en comandita, no han tardado en etiquetar al personaje de 'ultraderechista' o de 'extrema derecha'. Ya está aquí la tercera pata del eje del mal junto a Trump y Bolsonaro. ¿Es realmente Milei de ultraderecha o un fascista? Ciertamente, no hay nada más alejado del fascismo que Milei, que es sencillamente un liberal radical, un defensor del liberalismo. El fascismo es la antítesis del liberalismo; pretendía acabar con él y fundar una nueva sociedad que rompiera con las democracias liberales desarrolladas durante el siglo XIX. Entonces, ¿por qué la prensa le estigmatiza con esa etiqueta?


Hagamos una comparativa entre los rasgos más característicos del fascismo o la extrema derecha y la posición que toma Milei en ellos. El fascismo es:


- Ultra nacionalismo: la defensa a ultranza de la patria, sujeto político que se sitúa por encima de las personas y los derechos individuales.


-Totalitarismo: ejercer el poder sobre todos los ámbitos de la sociedad, controlar todo desde el Estado por parte de una élite gobernante y un dictador que accede al poder de manera natural y del dictador de la sociedad.


- Estado potente, protector y social que se encarga de dar sustento a la población, regular la actividad laboral para 'garantizar' el empleo.


- Xenofobia: el rechazo al extranjero.


- Tradicionalismo: la imposición de las tradiciones de la nación al del, tribu o nación.


- Corporativismo: agrupar los sectores económicos y la fuerza laboral dentro de estructura del Estado controlando y regulando toda la actividad económica.


-Mercantilismo: usar las empresas como medio de enriquecer al Estado a través del comercio exterior.


- Proteccionismo: privilegiar la producción nacional, limitar las importaciones e imponer trabas al libre comercio internacional.


Pues bien, Milei es la antítesis de todos estos rasgos, es un liberal que pretende limitar al máximo al Estado, al que detesta y califica como "la mayor mafia de todas". Se declara incluso filosóficamente anarcocapitalista - partidario en modo maximalista de una sociedad sin Estado, una anarquía regida por el asociacionismo voluntario, la propiedad privada, el libre mercado y el capitalismo. Lo repite una y otra vez: el liberalismo es el "respeto irrestricto por el proyecto personal de cada individuo", osea una descripción del clásico 'laissez faire' -dejen pasar- liberal. Para Milei, el sujeto político fundamental es el individuo, que está por encima de todo lo demás, ni la nación, ni sus tradiciones, ni la patria. No le verán habitualmente enarbolar banderas ni lanzar muchos vivas a la patria argentina o cosas así, pero, eso sí, no se harta de repetir su "¡Viva la Libertad, carajo!".


En cuanto a la xenofobia, nada más lejos de ella. Como buen liberal, defiende la aportación de los inmigrantes, los valora. Son individuos con derechos y libertades, que son y serán siempre bienvenidos y deben respetar, por supuesto, las normas de la comunidad.


Sobre el proteccionismo, se ha postulado repetidas veces como partidario del libre comercio, nada amigo de aranceles. El corporativismo y mercantilismo están también en las antípodas de su ideario; no habrá privilegios a sectores, empresas o sindicatos, ni verticales ni de clase. Nada de control o planificación de la economía, es el mercado el que regula, no el Estado.


Por supuesto, la idea fascista de un estado fuerte, totalitario pero protector, con mucha carga social es lo contrario de su visión y de su propio programa político, plagado como primeras intenciones de la eliminación de la mayoría de ministerios, subvenciones, gasto público, etc.


Si los medios le están etiquetando de ultraderechista es porque muchos de ellos - la mayoría y los que más audiencia tienen- defienden el marco ideológico dominante actual, de corte 'progresista', estatista, defensor de lo público, del estado de bienestar, con posición más bien rígida - por momentos, dogmática incluso - en torno a temas como el cambio climático y o el feminismo. Vivimos en Europa en sociedades básicamente con ventanas de Overton de centro izquierda, en las que todo lo que no es de izquierda es "fascista" o de ultraderecha. Incluso al PP de Rajoy y Feijóo o a Ciudadanos se les califica con frecuencia de derecha extrema. La izquierda lleva desde la segunda guerra mundial calificando a todo lo que se opone a ella como 'fascista'. No hay espacio para opciones liberales, todo se mete en el mismo saco.


También es cierto que Milei ha cometido errores de bulto que poco favorecen o clarifican su imagen y posicionamiento político. Entre ellos, mostrar apoyo público a Vox hace meses, e incluso participar en alguno de sus actos. ¿ Alguno de sus asesores le puede explicar qué es Vox, y qué poco peso tenía la corriente liberal meses atrás, y qué nula representación tiene desde ahora y, sobretodo, cuánto peso tienen los filo fascistas hoy? 


 Por otra parte, su posición negacionista del cambio climático y crítica a las élites mundiales se lo pone fácil a la prensa progre para etiquetarle junto al resto de miembros del eje del mal. Su carácter visceral y vehemente tampoco le ayuda; de hecho es muy fácil facturar memes y cortes de video donde parece un exaltado histrión perdiendo siempre las formas. Le podrán etiquetar de anti izquierdista, de anarcocapitalista, de radical, de faltón o de ultra liberal si quieren, pero dice muy poco bueno de los medios insistir en lo de ultraderechista. Ni se han tomado la molestia de indagar un poco la ideología de este tipo. Estudien un poco favor, olviden por un momento los mantras y las etiquetas fáciles, dejen de copiarse unos a otros tan deprisa, que el periodismo debe ser algo más que reforzar relatos mainstream


Milei es liberalismo, no ultraderecha

​Angel Jose González Herrero, Madrid
Lectores
jueves, 17 de agosto de 2023, 09:05 h (CET)

Javier Milei tiene serias posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de octubre en Argentina. Tras ser el más votado en las PASO (unas primarias simultáneas para todos los partidos), casi todos los medios españoles, en comandita, no han tardado en etiquetar al personaje de 'ultraderechista' o de 'extrema derecha'. Ya está aquí la tercera pata del eje del mal junto a Trump y Bolsonaro. ¿Es realmente Milei de ultraderecha o un fascista? Ciertamente, no hay nada más alejado del fascismo que Milei, que es sencillamente un liberal radical, un defensor del liberalismo. El fascismo es la antítesis del liberalismo; pretendía acabar con él y fundar una nueva sociedad que rompiera con las democracias liberales desarrolladas durante el siglo XIX. Entonces, ¿por qué la prensa le estigmatiza con esa etiqueta?


Hagamos una comparativa entre los rasgos más característicos del fascismo o la extrema derecha y la posición que toma Milei en ellos. El fascismo es:


- Ultra nacionalismo: la defensa a ultranza de la patria, sujeto político que se sitúa por encima de las personas y los derechos individuales.


-Totalitarismo: ejercer el poder sobre todos los ámbitos de la sociedad, controlar todo desde el Estado por parte de una élite gobernante y un dictador que accede al poder de manera natural y del dictador de la sociedad.


- Estado potente, protector y social que se encarga de dar sustento a la población, regular la actividad laboral para 'garantizar' el empleo.


- Xenofobia: el rechazo al extranjero.


- Tradicionalismo: la imposición de las tradiciones de la nación al del, tribu o nación.


- Corporativismo: agrupar los sectores económicos y la fuerza laboral dentro de estructura del Estado controlando y regulando toda la actividad económica.


-Mercantilismo: usar las empresas como medio de enriquecer al Estado a través del comercio exterior.


- Proteccionismo: privilegiar la producción nacional, limitar las importaciones e imponer trabas al libre comercio internacional.


Pues bien, Milei es la antítesis de todos estos rasgos, es un liberal que pretende limitar al máximo al Estado, al que detesta y califica como "la mayor mafia de todas". Se declara incluso filosóficamente anarcocapitalista - partidario en modo maximalista de una sociedad sin Estado, una anarquía regida por el asociacionismo voluntario, la propiedad privada, el libre mercado y el capitalismo. Lo repite una y otra vez: el liberalismo es el "respeto irrestricto por el proyecto personal de cada individuo", osea una descripción del clásico 'laissez faire' -dejen pasar- liberal. Para Milei, el sujeto político fundamental es el individuo, que está por encima de todo lo demás, ni la nación, ni sus tradiciones, ni la patria. No le verán habitualmente enarbolar banderas ni lanzar muchos vivas a la patria argentina o cosas así, pero, eso sí, no se harta de repetir su "¡Viva la Libertad, carajo!".


En cuanto a la xenofobia, nada más lejos de ella. Como buen liberal, defiende la aportación de los inmigrantes, los valora. Son individuos con derechos y libertades, que son y serán siempre bienvenidos y deben respetar, por supuesto, las normas de la comunidad.


Sobre el proteccionismo, se ha postulado repetidas veces como partidario del libre comercio, nada amigo de aranceles. El corporativismo y mercantilismo están también en las antípodas de su ideario; no habrá privilegios a sectores, empresas o sindicatos, ni verticales ni de clase. Nada de control o planificación de la economía, es el mercado el que regula, no el Estado.


Por supuesto, la idea fascista de un estado fuerte, totalitario pero protector, con mucha carga social es lo contrario de su visión y de su propio programa político, plagado como primeras intenciones de la eliminación de la mayoría de ministerios, subvenciones, gasto público, etc.


Si los medios le están etiquetando de ultraderechista es porque muchos de ellos - la mayoría y los que más audiencia tienen- defienden el marco ideológico dominante actual, de corte 'progresista', estatista, defensor de lo público, del estado de bienestar, con posición más bien rígida - por momentos, dogmática incluso - en torno a temas como el cambio climático y o el feminismo. Vivimos en Europa en sociedades básicamente con ventanas de Overton de centro izquierda, en las que todo lo que no es de izquierda es "fascista" o de ultraderecha. Incluso al PP de Rajoy y Feijóo o a Ciudadanos se les califica con frecuencia de derecha extrema. La izquierda lleva desde la segunda guerra mundial calificando a todo lo que se opone a ella como 'fascista'. No hay espacio para opciones liberales, todo se mete en el mismo saco.


También es cierto que Milei ha cometido errores de bulto que poco favorecen o clarifican su imagen y posicionamiento político. Entre ellos, mostrar apoyo público a Vox hace meses, e incluso participar en alguno de sus actos. ¿ Alguno de sus asesores le puede explicar qué es Vox, y qué poco peso tenía la corriente liberal meses atrás, y qué nula representación tiene desde ahora y, sobretodo, cuánto peso tienen los filo fascistas hoy? 


 Por otra parte, su posición negacionista del cambio climático y crítica a las élites mundiales se lo pone fácil a la prensa progre para etiquetarle junto al resto de miembros del eje del mal. Su carácter visceral y vehemente tampoco le ayuda; de hecho es muy fácil facturar memes y cortes de video donde parece un exaltado histrión perdiendo siempre las formas. Le podrán etiquetar de anti izquierdista, de anarcocapitalista, de radical, de faltón o de ultra liberal si quieren, pero dice muy poco bueno de los medios insistir en lo de ultraderechista. Ni se han tomado la molestia de indagar un poco la ideología de este tipo. Estudien un poco favor, olviden por un momento los mantras y las etiquetas fáciles, dejen de copiarse unos a otros tan deprisa, que el periodismo debe ser algo más que reforzar relatos mainstream


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