Parece ciencia ficción pero desgraciadamente es verdad, como ha podido una sociedad como era la nuestra, haber llegado a una situación de feminismo progresista (según ellos) tan demagógico como el que se ha instalado en España.
Las verdaderas feministas son las veintitrés mujeres que con su esfuerzo, tesón, trabajo, responsabilidad, sin escándalos ni vociferios han concluido lo que antes otras muchas empezaron, llegar a hacer historia en el terreno futbolístico, llegando a ser campeonas del mundo. Aun le quedan metas por conseguir como es por ejemplo el terreno económico, pero estoy segura que lo conseguirán como han hecho hasta ahora, sin alaracas y con constancia.
Parece ser que los mediocres que pululan enredándolo todo en el gobierno y medios de comunicación, prefieren hacerse eco de un beso dado en una actitud de júbilo al que se llega por un gran aumento de adrenalina por el hito alcanzado, que alegrarse por dicha hazaña histórica. No les basta que las dos personas implicadas hayan dicho que son amigos, que no les dan importancia, que fue un momento de expresión de alegría, que no se debe sacar de contexto y que lo verdaderamente importante y valorar es lo que se ha conseguido, ser campeonas del mundo. Pero eso parece ser que no vale, hay que seguir mareando la perdiz, y dada la situación política en la que estamos conviene arañar votos para continuar siendo presidente, de tal modo, que hasta el mismo Sánchez ha denunciado y afeado el hecho.
En mi condición de mujer y de sentirme libre para expresar lo que pienso, creo que esta ola de feminismo progre que nos invade viene concebida por mujeres acomplejadas, soberbias que se creen en posesión de la verdad al mismo tiempo que ningunean al hombre, ¿por qué será?
Profundizar en el pasado de muchas daría para entretener mucho tiempo, pero lo dejo al albur de cada lector. Desde que la mujer irrumpió en el terreno laboral y se hizo independiente económicamente hablando, ha ido luchando y adquiriendo posiciones igualitarias con los hombres, sin menospreciar a estos, ya que no somos ni mejores ni peores sino complementarios. ¿A qué viene esa animadversión? ¿Qué importancia tiene un beso entre amigos? La mediocridad, lo absurdo y la demagogia hace tanto daño, que si no frenamos tanta incongruencia, vamos a llevar a unas generaciones, ya de por si timoratas, al extremo de la estupidez.
Como en la enseñanza pública no están por la labor de resolverlo, insto a las familias que se tomen en serio la formación de sus hijos, les enseñen valores constructivos y les devuelvan el sentido común. Es verdad que de donde no hay no se puede sacar, pero sería bueno y aconsejable que se hiciera un esfuerzo para conseguirlo.
De paso, como en este país las mujeres hacemos, decimos, vestimos como queremos, ¿por qué no van a manifestarse a países donde la mujer está todavía reprimida y es considerada un ser de segunda? Ahí las quiero ver dando la cara y vociferando a favor de ellas y su igualdad.
Las cosas que valen la pena se consiguen en silencio, con trabajo y responsabilidad, con esfuerzo y buen hacer. En la actualidad, con los ejemplos a seguir de conseguir dinero fácil, a saber, influencer, políticos sin preparación faltos de escrúpulos y dignidad, subvenciones sin dar un palo al agua, etc., comprendo que resulta difícil encauzar el problema, pero créanme valdría mucho la pena intentarlo para dejar a las siguientes generaciones un futuro mejor. Las cabezas deben juzgarse como los bolsillos. Cuando suenan con la sacudida de la conversación, rápido se advierte que unas contienen el oro de la sabiduría e inteligencia y otras la calderilla de la vulgaridad y la rutina.
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