La actuación teatral es una expresión artística que con el paso de los años se ha ido quedando relegada. La posmodernidad nos ha mostrado que el teatro en esta era tan convulsa se tiene que reinventar, así mismo quienes han decidido emprender una carrera en esta bella profesión que cada día encuentra menos oportunidades debido a los avances tecnológicos e incluso las llamadas inteligencias artificiales, que hoy día son capaces de moldear un personaje digital y hacer que actúe casi como un ser humano.
A pesar de todo lo anterior en mención, aún quedan actores que deciden apostar por la expresión artística tradicional en la que su cuerpo es el que sintetiza las reacciones, los suspiros, las palabras e incluso las lágrimas al momento de estar en un escenario, frente a un público dispuesto a brindar apoyo a quienes les muestran que aún se puede y que sólo tenemos que acercarnos más a los teatros y no dejar que decaigan, puesto que, también hay jóvenes que abrazan este oficio con un amor y una ternura incalculable.
Este es el caso de la joven artista Victoria Abigail Andino Murillo, oriunda de El Progreso, Yoro, Honduras. Tiene veintiún años de edad, su fecha de nacimiento es el nueve de abril del dos mil dos. Toda su vida ha tenido interés por el arte, a los siete años practicó ballet y se dio cuenta que no se le daba bien el baile, desde siempre ha admirado la pintura en murales. Ella también escribe todo tipo de textos desde que tenía nueve años, y en sus últimos tres años de colegio participó en concursos de escritura con distintos cuentos y también ganó el primer lugar durante esos tres años, luego continuó escribiendo y dibujando en privado.
Abigail pasa gran parte de su día leyendo, le gusta la fotografía y actualmente la practica de forma personal con una cámara digital de los 2000´s. A ella también le empezó a interesar de manera profunda la actuación desde los ocho años porque la escuela en donde recibía clases los llevaba a ver una obra de teatro y en ese andar trataba siempre de practicarla cuando tenía la oportunidad. El camino de la actuación empezó de manera profesional a inicios del año dos mil veintidós cuando decidió trabajar en el Teatro La Fragua un importante espacio en el que se presentan grandes artistas en la ciudad de El Progreso, Yoro, Honduras. Abigail nos cuenta que ellos tienen un programa de talleres en donde instruyen a los actores para impartirclases breves de teatro en comunidades rurales de nuestro país. Ahí también tuvo la oportunidad de participar dando dichos talleres, así como también escribiendo breves bitácoras para dar seguimiento a esta labor. Actualmente hace teatro por su propia cuenta, declamando poemas y ofreciendo talleres sobre actuación.
Dicho lo anterior, pasen a leer y conocer un poco más de la vida artística y cultural de nuestra entrevistada el día de hoy. ¿Por qué decidiste ser actriz en el teatro? —No es que mi primera opción haya sido actuar en un teatro, a mis 10 años aspiraba a la pantalla grande, mientras iba creciendo participaba en dramatizaciones y me daba cuenta que actuar con un público en vivo me causaba cierta emoción única, dejaba en mí una sensación de querer sentir más, y no era tanto los aplausos o las felicitaciones, era la llenura y al mismo tiempo vacío que sentía al bajarme de un escenario.
¿Qué o quién te motivó a dedicarte a esta expresión artística? —Llegué al teatro por lacuriosidad de querer probarme en algo que en el fondo amaba, pero me daba miedo no ser lo suficientemente buena, me quedé por la motivación de mejorar cuando me dijeron que “tenía madera” en el asunto, me inspiraban las historias de las personas que habían estado en mi lugar años atrás.
¿Desde hace cuánto te dedicas a este oficio de la actuación? —De una manera formal hace año y medio, pero toda mi niñez me la pase siempre queriendo participar en alguna obra en la escuela y colegio.
¿Cómo ha sido tu experiencia siendo tan joven y haciendo presentaciones en teatros prestigiosos de nuestro país? —Se describe en dos palabras: presión y privilegio. No es que yo haya sido la persona más joven en llegar al teatro, pero estando de pie en las mismas tablas donde personas legendarias habían estado antes que yo, sentía mucha presión por querer agradar al público leal que sentía al teatro como su segunda casa, y sobre todo al director que era mi maestro, pero también me sentía tan privilegiada por tener la oportunidad de dedicarme a hacer algo que amaba.
¿Qué se requiere para organizar estudio, familia y tu pasión por la actuación a la misma vez, es difícil? —Sí, es difícil. Quisiera decir que he creado un plan para llevar todo en orden, pero la única verdad es que he logrado hacerlo por amor al arte y las ganas de querer siempre más, me he visto en situaciones donde he tenido que escoger cual es mi prioridad, y he de admitir que en todas he escogido mi pasión y amor por lo que hago, no es que lo demás no tenga importancia en mi vida, pero nada ha logrado llenarme tanto como lo ha hecho el teatro.
¿En tu familia hay otros artistas o sos la primera que se dedica a cultivar una expresión del arte? —No hay nadie en mi familia que se dedique o se haya dedicado al arte, pero estoy segura que mi papá tuvo en su momento ganas de hacerlo, la vida lo llevo por otro camino, nadie ha apoyado mis ideas tanto como él, por mucho que no tengan sentido, y es por eso que yo me siento tan privilegiada por poder hacer lo que amo; siempre que puedo incito a los más pequeños de la familia a entrar en este medio.
¿Qué significa el teatro para vos? —El teatro trae consigo otros tipos de artes, como la música, el baile, etc. Yo siempre he visto el escenario como un portal hacia otros mundos donde puedo ser lo que sea que se ocurra hacer, para mi el teatro es como la imaginación de un niño jugando, llena muchos vacíos en mi alma.
¿Tenés algunas influencias para actuar o has cultivado un estilo personal? —Yo diría que en mi quedo impregnado algo llamado el estilo Fragua, este estilo tiene influencia de muchos escritores pero sobre todo de Stanislavski, cada personaje que hago lleva un poquito de mi personalidad, pero la forma en que aprendí a pulir detalles fue con el estilo Fragua.
¿Cómo crees que podemos dentro de la sociedad, inculcar la pasión por el teatro en nuestra juventud? —Inspirando seguridad, algo que sucede mucho en las escuelas cuando están practicando una obra para alguna clase, es que se burlan de aquella persona que se toma en serio lo que hacen, en el teatro debemos estar dispuestos a hacer lo que la sociedad llama ridículo, si ofrecemos espacios seguros y libres de críticas para aquellos jóvenes que tienen interés por la actuación, nuestros teatros estarían llenos de futuros actores y actrices sin miedo a nada.
¿Qué piensa tu familia ahora que has decidido dedicarte a la actuación en el teatro? —La opinión general de mi familia es que creían que esto iba a ser algo pasajero, algo de lo que me arrepentirá luego por invertir tanto tiempo de juventud en ello, yo pienso que se equivocan, si me lo permitieran viviría de esto.
¿En alguna ocasión has pensado en dejar de actuar? —Sí, solo por la decepción de no tener la oportunidad de dedicarme a esto para vivir, pero lo seguiré haciendo mientras tenga fuerza y pasión.
¿Qué le dirías a los chicos y chicas que están tratando de acercarse a cultivar una expresión artística? —Mientras tengan vida y ganas siempre es tiempo de intentarlo, es mejor hacerlo y tener la seguridad de si les gusto, que vivir siempre con la intriga del “que hubiera pasado”.
¿Algunas obras de teatro que te gustaría recomendarnos? —“Golpe en la Granja”: creación colectiva del Teatro La Fragua; fue una de mis obras favoritas en el colegio. “Se vende una mula”, autor anónimo; tuve la oportunidad de dirigir a un grupo de alumnos en la universidad con esta obra, la pasamos muy bien todo el tiempo.
¿Hay alguna plataforma o medio en el que podamos encontrar tu trabajo artístico? —En mi Instagram abigail.andino09 pueden encontrar fotografías de algunas de mis presentaciones.
Algunas palabras que quisieras dedicar a alguien por este camino que has tomado en la actuación. —La única persona que nos puede detener somos nosotros mismos, aprender a silenciar los pensamientos del “no puedo, tengo miedo, no lo haré bien” es el primer paso para cumplir todo lo que nos propongamos. Vida solo una y no sabemos cuándo se va a terminar, aprovechar cada minuto de ella haciendo lo que amamos, es no desperdiciar nuestro corto tiempo en este planeta, tener miedo es de humanos, pero si aun con miedo nos atrevemos a llevar el rumbo de nuestras vidas creando arte a nuestro paso, eso nos vuelve valientes.
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