Datos: Estadio Vicente Calderón (Madrid). Domingo, 22 de mayo de 2016 a las 21:30 horas. Retransmitido por Telecinco y TV3.
Roberto Carrera / Madrid
Quizás haya sido el año que más cobertura mediática le han dedicado los medios generalistas (generalísticamente morbosos) a la final por excelencia del fútbol español. Quizás, de igual forma, usted ni si quiera se haya enterado que eso de la Copa hace referencia a un partido de fútbol. Sí, aquello de veintidós tíos detrás de un balón, ¿se acuerda? La pelota, como casi todo lo que hace feliz a un ser humano, puede ocultarse detrás de un trozo de tela cuando el virus del enfrentamiento vulgar expande sus garras de la intolerancia. Pero estos noventa minutos, los únicos que importan, son nuestros, de los aficionados. Esta final nos pertenece.
Y no hablamos de una final cualquiera. Jamás una final de Copa ha sido asunto baladí, pero es que al Calderón llegan dos fieras dispuestas a conseguir un doblete que ponga el broche a una temporada extraordinaria. Sí, sí, dos dobletes, la dictadura del fútbol español es tal que un solo trofeo empieza a ser considerado premio menor. De locos. Barcelona y Sevilla son los equipos españoles con mejor palmarés de la década sumando la escandaloso cifra de 28 títulos entre ambos desde 2006.
Y eso que el Barça, el equipo hacia donde los entendidos giran su cabeza hoy en día cuando se habla de fútbol, llega tras abandonar Europa sin alcanzar meta, eliminado (cómo no) por uno de sus compañeros de Liga. Pero eso son malas noticias para el rival, porque el ritmo de un partido a la semana ha reactivado los agotados engranajes de la máquina de Luis Enrique, que llega con todos sus efectivos. La bestia Suárez da más miedo que nunca, tras haber firmado un Pichichi forjado en las últimas jornadas a base de salvajes tripletes y cuartetos de goles. Messi llega. Solo eso ya es motivo de preocupación para el que se ponga enfrente. Pero es que además aterriza en Madrid con ganas de reanudar su lista goleadora tras ceder protagonismo a su compañero las últimas semanas.
No se siente el Sevilla con cuerpo de invitado a la fiesta. Los de Emery han entrado el miércoles en una habitación inexplorada de la historia del fútbol moderno, adueñándose de su leyenda y reclamando un puesto de honor en el podio de hazañas de nuestro deporte. Tercera Europa League consecutiva, quinta en sus vitrinas, tras un partido memorable que terminó por hundir la simplemente comercial comparativa entre Liga y Premier. No lo debieron pasar bien en la ciudad condal como espectadores. Ese Liverpool majestuoso que arrasó a los andaluces en el primer tiempo se disolvió como azucarillo barato ante la tormenta blanca en una remontada contundente. Una épica que comparte párrafos con lo vivido en la última Supercopa de Europa, donde solo un Pedro en modo despedida pudo frenar el tremendo empuje sevillano. Los de Nervión quieren competir con el Atlético a la hora de protagonizar las pesadillas blaugranas, y argumentos para ello le sobran. La baja por lesión de Tremoulinas y los sancionados Nzonzi y Kolo garantizan un once con sorpresas de última hora. ¿Qué tira más de uno? ¿Cansancio o ilusión? Esa será la cuestión.
La respuesta empezará a formarse a las 21:30 en el Vicente Calderón, estadio donde el madrileño Del Cerro Grande impartirá justicia en un espectáculo donde, ahora más que nunca, lo realmente importante estará sobre el césped.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.