2- Barcelona: Ter Stegen; Jordi Alba (Sergi Roberto, min. 119), Mascherano, Piqué, Alves; Iniesta, Busquets, Rakitic (Mathieu, min. 46); Neymar, Luis Suárez (Rafinha, min. 56) y Messi.
0- Sevilla: Sergio Rico; Escudero, Carriço, Rami, Mariano (Konoplyanka, min. 80); Iborra (Llorente, min. 105), Krychowiak; Vitolo, Banega, Coke; Gameiro.
Goles: 1-0, Jordi Alba (min. 96); 2-0 Neymar (min. 123).
Árbitro: Del Cerro Grande (colegio madrileño). Expulsó por roja directa a Mascherano (min. 36), Banega (min. 90) y Carriço (min.122). Amonesto con cartulina amarilla a Jordi Alba (min. 87), Neymar (min. 89) e Iniesta (min. 90) por parte del Barcelona. En el Sevilla amonestó a Rami (min. 74), Vitolo (min. 75), Iborra (min. 90), Krychowiak (min. 92), Konoplyanka (min. 102), Escudero (min. 104), Gameiro (min. 115) y Carriço (min. 121).
Datos: Estadio Vicente Calderón (Madrid). Domingo, 22 de mayo de 2016 a las 21:30 horas. Retransmitido por Telecinco y TV3.
Roberto Carrera / Madrid
Un pase por alto de Messi entre líneas deja solo a un compañero que remata al fondo de la red en el uno contra uno. Una de las jugadas más habituales en este Can Barça fue la responsable de decidir una final que fue mucho más allá de una acción aislada. El Sevilla se olvidó del cansancio para poner entre las cuerdas al campeón, poste incluido de Banega, ante un Barcelona que tembló tras la lesión de Suárez y vio la luz con un Iniesta bestial.
El Barça vuelve a conquistar su trofeo fetiche. La Copa del Rey número 28 ya forma parte de sus vitrinas para ratificar la supremacía del conjunto catalán en terreno nacional con un doblete muy deseado. Fue una final de Copa como solo este campeonato sabe escribir. Emocionante, imprevisible, polémica y emotiva. Un homenaje al fútbol español por parte de sus dos equipos más laureados en la última década.
El partido ha sido la demostración más visceral de como un empate a cero puede dejar en ridículo a muchas goleadas. No hubo sorpresas en las alineaciones. Luis Enrique puso sobre el césped del Calderón su once de gala, y Emery apenas modificó su pizarra de la final de Europa League para dar entrada a Iborra por el sancionado N’Zonzi. Dos equipos competitivos que auguraban desde la salida una lucha feroz entre control y contraataque.
Veinte minutos resistieron los andaluces confiando en la velocidad de Gameiro y presionando la salida de balón culé antes de que los blaugranas se hicieran con el control de la pelota. Pero fue un cambio fugaz. Lo que tardó Mascherano en derribar al punta francés del Sevilla, que se iba solo a puerta tras un oportuno pase de cabeza de Iborra. En ese minuto treinta y seis todos los guiones y profetas deportivos dejaron de existir.
El Sevilla recuperó energías con un jugador más. Luis Enrique metió a Mathieu para cubrir los agujeros de la zaga sacrificando a Rakitic y con ello la circulación de balón entre líneas. Los de Nervión achucharon, y Banega pudo cambiar la historia si su tiro desde la frontal, tocado ligeramente por Piqué (supremo durante todo el partido), no hubiera salido escupido con agresividad del palo izquierdo de Ter Stegen.
El susto aumentó de golpe con la lesión muscular de Luis Suárez, que abandonó el campo entre lágrimas y dejó a los catalanes sin su delantero más en forma. El sevillismo olía sangre e imprimió una marcha más en una final donde ya era el favorito. Solo un Iniesta inconmensurable, imparable, mágico permitía crear sensación de peligro a un Barça estático.
Del Bosque se estará frotando las manos.
Sin grandes ocasiones y control andaluz se llegaba al final del encuentro. Allí Del Cerro grande decidió igualar fuerzas con la roja directa a Banega tras derribo a Neymar. Nuevo cambio de papeles para la prórroga de un partido donde la tensión no podía alcanzar un nivel más elevado.
El Barça salió con nuevos aires en el tiempo extra, y Messi dijo que hasta ahí duraba la película. Gol de Alba y el Sevilla a remar con más pasión que fuerza para una igualada milagrosa. Con espacios el Barcelona se divirtió, el Sevilla se quedó con nueve, y tras varias oportunidades claras Neymar puso la sentencia en una contra en superioridad.
El Barcelona cierra la temporada con un doblete que mantiene la dinámica ganadora de la entidad en los últimos años. El sufrimiento ha sido el compañero inesperado tanto en Liga como en Copa, pero los catalanes finalizan con una tremenda demostración de un proyecto un año más sin fecha de caducidad. Para agosto deja el Sevilla la venganza, en una Supercopa que volverá a reunir a los dos equipos que más alto han puesto a España en el fútbol internacional dentro de una década irrepetible.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.