¿Recuerdan la funda de asiento para el inodoro, suave y cálida, o la bolsa de agua caliente para la cama? Son el claro ejemplo de cómo la gélida pobreza de este país ha contribuido activamente durante más de cuarenta años al desarrollo de un particular I+D dirigido a paliar las necesidades más perentorias. Ambos ejemplos, ilustran perfectamente los productos solución que hoy recuperan, con el merecido <restyling>, su protagonismo. Por encima de la apariencia decorativa, su desarrollo coincide con las décadas de mayor esplendor constructivo de infraviviendas en este país - la gran mayoría de ellas aún en pie - aunque imposibles de atemperar con los bolsillos medio vacíos, que no medio llenos.
En aquel escenario sentarse en el WC era como hacerlo en el casco del Titanic, y la temperatura media de los pies permitía la cirugía de un hueso cuneiforme sin anestesia. A la vista del chantaje político que representa per se la factura de la luz, no hay que desmerecer la socorrida imaginación de los ‘diseñadores de rescate’ y a su continua producción de catálogos, que falta nos va hacer para zafarnos del frío y el calor.
En definitiva, y una vez más, es el retorno a las soluciones propias que nos denigran frente a los servicios básicos que nos niegan. El ideario colectivo bien podría dar cuenta de ello con imágenes icónicas del cine español de los años sesenta con José Luis López Vázquez y Alfredo Landa en el salón de un piso del extrarradio de Madrid pertrechados para subir al Aconcagua.
Es cuando menos curioso ver que este progresismo de aparador nos lleva a revivir viejos momentos de <gloria> mediante un ejercicio sostenido en el <adoctrinamiento asceta>. Una invitación ésta última nada halagüeña. Tal despropósito predispone , sí o sí, a otros diseños colectivistas como el movimiento ‘Corta Cable’ de Madrid. En cualquier caso, menos temerario que encomendarse a la Virgen de los Milagros para que nos brinde un clima benevolente…!
Una actuación muy discutida para unos mientras que para otros es la más coherente para luchar contra la ‘pobreza energética’ (!)
Por cierto, qué categoría tan pretenciosa, no? Desconocía que la pobreza era taxonómica. El término pasaría desapercibido si no ridiculizara a la persona, pero no, no es así , es otro despropósito igual de ofensivo que se suma al anterior. Semejante eufemismo invitaría a pensar que el objeto en cuestión se tratase simplemente de un accidente de orden desconocido que todos comparten exclusivamente en el capítulo energético , fuera de ahí, los afectados se esfuerzan en saber sobre ese extraño síndrome que les aqueja reuniéndose cada fin de semana en restaurantes con Estrella Michelin y ya de paso,deleitarse con las especialidades de la carta.
¡Menudo problema escatológico ! ¿Verdad?
Llegados a este punto, en el que gobierno tras gobierno nos ignora una y otra vez como sociedad a las eléctricas a cambio de intereses velados, es más que razonable que asumamos nuestra condición de cautivos y nos acojamos al derecho a gritar e incluso intentar romper la puerta del agujero para escapar, o en el mejor de los casos, que alguien nos oiga y acuda a nuestro auxilio. Sin que por ello, la ilustre necedad de este país se disponga únicamente a ponderar en los ‘daños materiales causados’ sin la voluntad de querer ver más allá. Quizás, no sea esta la mejor situación para juicios cainitas por parte de aquellos que a buen seguro este invierno no enfermarán a causa del frío. Una gran mayoría, sí.
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