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“Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar… Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol… Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores”.
La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.
Se maneja con frecuencia, en el argumentario de cualquier debate con cierto contenido político, el vocablo “progresista”, expelido habitualmente a modo de arma arrojadiza para satisfacción argumental de quien lo esgrime. El término tiene su origen etimológico, latino, en “progressus”, que designa la acción de moverse hacia adelante.
Progresista: “Dicho de una persona o de una colectividad: De ideas y actitudes avanzadas” (Real Academia Española). El progresismo “es una doctrina política y social orientada, generalmente, hacia el desarrollo de un estado del bienestar, la defensa de derechos civiles, la participación ciudadana y cierta redistribución de la riqueza" (Wikipedia).
Como era de esperar y muchos habíamos anticipado, los acuerdos con la derecha nacionalista catalana para la investidura de Pedro Sánchez han mostrado muy pronto que no conformaban una auténtica mayoría y que implicarían cesiones impropias del progresismo del que hacen gala PSOE y Sumar.
Hoy te quiero decir, gran plagiador, presidente letal de este Gobierno, que la España que hundiste en el infierno pagará su dolor con tu dolor. Y todo porque has sido el promotor, del mayor desgobierno de un gobierno con un talante ruin y subalterno que te ha llevado a ser un dictador.
¿Recuerdan la funda de asiento para el inodoro, suave y cálida, o la bolsa de agua caliente para la cama? Son el claro ejemplo de cómo la gélida pobreza de este país ha contribuido activamente durante más de cuarenta años al desarrollo de un particular I+D dirigido a paliar las necesidades más perentorias.
«Nadie tiene intención de construir un muro en Berlín», esas fueron las palabras que pronunció Walter Ulbricht, jefe de Estado de la República Democrática Alemana (RDA), solo un mes antes de ordenar la construcción del «telón de acero», dividiendo, de la noche a la mañana, familias enteras entre una zona del Berlín occidental con el Berlín oriental.
Parece, a la vista de lo que se pone en escena, que la sinarquía que conduce la marcha del sistema —llamada por algunos el poder en las sombras—, para asegurar el negocio base —el mercado—, ha mudado en parte su estrategia política. Tímidamente empieza a colocar nuevamente en el teatro de operaciones visibles, haciendo uso del voto controlado, a los que, en otro tiempo, fueron fieles servidores del orden capitalista en el marco conservador.
Sujetos a los cánones económicos dominantes, en general, la política de los distintos Estados es incapaz de mantener su independencia funcional, ya que solamente unos pocos alcanzan ese nivel que permite dejar constancia de sus particularidades. En todo caso, si llegan a tal punto, fundamentalmente por haber adquirido cierta ventaja tecnológica y contando con su plena integración en la realidad económico-política, es como premio a su fidelidad.
Socialmente considerado, vista la situación actual, emplear el término 'avanzada' para referirse a alguna sociedad, que así se autoconsidera, no pasa de ser un eslogan publicitario para entretener al auditorio en general, mientras los más ilusos pueden seguir mirándose el ombligo y las víctimas de la anestesia consumista se lo creen.
El diccionario se equivoca, dice: “Partido liberal que promueve las libertades públicas”. El sanchismo, en cambio, lo tiene claro. Su principio básico es degradar el Estado de Derecho para que sólo YO tenga todo derecho sobre el Estado. ¡Y le funciona! porque le votan muchos y le apoyan muchos más.
Ese producto grupal de intereses de poder que se ha llamado progresismo es una exigencia política de los nuevos tiempos, en línea con las tendencias comerciales de actualidad. Viene a ser un nombre, carente de ideología real, para diferenciar a un grupo de aspirantes a perpetuarse en el poder de esos otros que pretenden los mismo, pero abiertamente dicen que no quieren que cambie casi nada, a los que llaman conservadores.
Falta honradez política, al permitir el sonrojo de la vergüenza de las víctimas y la desvergüenza de los indultos a medida… Faltan respuestas… SOBRAN MENTIRAS y PROMESAS INCUMPLIDAS.
Sumergido en lo banal, lo churri, lo vulgar, lo fatuo, … donde encalla siempre, a lo que dedica tanto dinero que para el resto queda… lo del loro. ¿Quién es? Es el progre que nos rige asesorado por muchos “genios” que no distinguen entre fuegos de artificio y la pandemia que nos asola; ni diferencian entre un compulsivo mentiroso y las necesidades reales de la sociedad.
Se desnudaron de sus siglas y, a modo de reflexión, pretendían hablar de sus experiencias políticas, según ellas. No querían hablar de partidos, ni de elecciones, ni de alianzas. Un «rebaño» de cinco. Algo así como la fiesta del pijama. ¿Mujeres del arco progresista? Crispadoras, incompetentes, y desnortadas. La del traje regional magrebí dándoselas de feminista. ¿Esta tropa va a sacar a España del agujero?
Hemos olvidado a Dios y hemos caído en un “progresismo” ruinoso que está destruyendo la convivencia en estos tiempos de pandemia.
España en cabeza de la tolerancia con el aborto, la homosexualidad, el anticatolicismo, la degradación del concepto de familia, del feminismo radical y del intercambio de roles sexuales, la humillación y relegamiento del varón junto al liberticidio y el intento de retorno a épocas en las que las libertades de los ciudadanos estaban sometidas a la dictadura del Estado republicano totalitario del Frente Popular.
Con sospechosa unanimidad todas las cadenas de televisión dicen las mismas cosas, denigran a las mismas personas o partidos, repiten hasta la saciedad cada asesinato de una mujer y la condena al machismo en cada noticiario y machacan con insistencia a cualquiera que no participe del credo “progre”: feminismo, ideología de género, orgullo gay, derecho al aborto, memoria histórica, etc.
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