Es difícil escapar de las turbulencias políticas de la izquierda de este país, pero de lo contrario, y si no gestionas bien tus creencias y tu ideología, puedes acabar gracias a las mentiras del lado oscuro de la izquierda, en el Hades político, social y personal. Sí, el Hades: el inframundo ubicado en la periferia del propio mundo, ya fuera de los confines de todos los mares y océanos, es decir, habitar en ese conjunto de personas que viven de forma miserable con respecto a la sociedad que pertenecen, y yendo más lejos, al mundo de los muertos y de los espíritus. Si decides traspasar esa puerta hacia el lado zurdo, ten cuidado, ya que ese viaje es probable que resulte llegar a las tinieblas del corazón.
Cuando lees un libro consumiendo tardes de soledad beneficiosa, eso es un arte interior, pero si eliges la travesía inquietante y macabra del tránsito hacia la izquierda, esa soledad tranquilizadora se convierte en masificación de gentes que convierten en inmoral esta sociedad.
Pero volviendo a la foto del mensaje de este escrito concluiré afirmando que el tejido sudoroso de la izquierda política muestra una decadencia que se ha ido tejiendo en el tiempo alcanzando la metástasis de los olvidos. Frente a nosotros, esas falsas políticas progresistas se presentan como una fachada con estética de pintura, pero cuya narrativa no se conoce y por ello no existe como momento que se intuye, y al momento se diluye.
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