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La clase media no es una clase ni ocupa el espacio central político. Es más bien un estado de ánimo ambivalente, una forma de ser o estar, una situación sin bordes o límites definidos, un ni contigo ni sin ti, un vagar a la buena de Dios sin aquí ni allí fijos o determinados. Por tanto, a la clase media podemos pertenecer todas y todos sin apenas darnos cuenta de nuestra propia situación mental o ideológica.
“No veáis a Broncano, es un rojo” fue el mensaje que recibió mi hija en su móvil durante la última noche del año dentro de un grupo de adolescentes en el que se encuentra inmersa. ¡Un rojo! Ostras, tú, qué facilidad para etiquetar, qué manera tan evidente de mostrar cómo las ideas calan mucho más rápido cuando se simplifica el mensaje aprovechando léxico connotativo del pasado para radicalizar el presente.
Uno de los grandes problemas que acechan a la política española es si nuestro Estado de derecho pone la suficiente atención en el tema de los bulos. Como no se ponga remedio a ello, las consecuencias nos llevarán a la irrealidad, desconfianza, confusión, enemistad...
Me pregunto cuándo se va a dejar de politizar absolutamente todo por parte de los movimientos “progres” de este país, unos movimientos asociativos y políticos cuyos ideales cada vez se los cree menos gente; me pregunto cuando dejará la izquierda “progre” de crear tanto odio en esta España, una España que han convertido en “facha” o roja.
La Navidad se aproxima, y a esta Navidad le va a faltar la propia Navidad tal como la entendíamos últimamente. En estos últimos tiempos apenas se oye "La Canción del Tamborilero" de Raphael, las comilonas en familia son cada vez menos, los espumillones falsean cada año que pasa el sentimiento de lo que significa la Navidad, los renos ahora ya son sólo chinos y mal hechos, los dulces navideños ya no saben como antaño...
Esgrimen con cierta frecuencia, en el mundo empresarial anglosajón, la denominada “falacia del experto”. Se produce “cuando confiamos en la opinión de un experto sobre cuestiones que van más allá de su experiencia”, pues los expertos “suelen confiar demasiado en sus propios conocimientos, especialmente en los canales de noticias de la televisión, (…) porque les pagan para que parezcan seguros”.
Aquello de Bush hijo de los buenos contra los malos fue una idea genial. A veces las mentes más simples disponen de los recursos más eficaces. ¿Por qué complicarnos la vida queriendo establecer gradaciones morales condicionadas si todo se resume a eso: a escuchar atentamente a los gurús del pensamiento oficial y seguir sus recetas?
El maquiavelismo como movimiento ideológico y político y cultural ya lleva cinco siglos con nosotros, a nivel teórico, a nivel práctico supongo que desde las noches del poder tiempo. Pero ha surgido en todo el planeta, especialmente, en Occidente, que era la gran patria del sueño de la democracia, con todos sus matices y todas sus limitaciones.
Aunque este suceso ocurrió ya a principios de año, no viene mal recordarlo, pues a mi parecer poco se habló del ejemplo más claro de cómo la ideología influye en la comunicación (medios). Fernando Savater es un pensador y autor español reconocido por su crítica incesante y su dedicación a la democracia y a los principios liberales.
La idea de revolución ha trascendido hasta la actualidad convirtiéndose en una idea bastante atractiva para las mentes más desertoras. La idea de revolución significa el suceso de un cambio drástico y generalmente violento o radical en las estructuras políticas, sociales, económicas o culturales de una sociedad.
En estos días que se buscan culpables sobre la Dana de Valencia, en lugar de arrimar el hombro en la reconstrucción y sobre todo la reparación de las pérdidas humanas en la medida que sea posible, vemos que el relato sustituye la verdad, pues se busca la buena imagen.
La necesidad de la enseñanza o la instrucción en ética es casi obvia, por eso a día de hoy nos sigue extrañando el poco espacio que se le dedica a esta disciplina en las escuelas. En un sistema educativo ideal, la ética se enseñaría desde los primeros años de vida, es más, se debería enseñar antes unas bases éticas que conceptos como el complemento directo o la ecuación bicuadrada.
Resulta sugestiva la emergencia de las religiones no teístas. No me refiero al budismo o al taoísmo, sino a esas otras creencias que proliferan en nuestros días. Ciertas teorías de la conspiración funcionan como religiones, pero, además, se van conformando otras, entre las que cabría destacar la denominada “ecolatría”, por utilizar el nombre que le dio Fernando Savater hace ya tres décadas.
En la historia argentina, la supervivencia del liberalismo y el nacionalismo ha sido una constante dentro del propio universo derechista. La época y los actores cambiaron. Pero los métodos paroxista y ascéticos en el que ambos irrumpieron no, generando la falsa ilusión de “nuevas derechas” en el debate.
Apelar a la mitología clásica como fuente de metáforas, alegorías o simbolismos es siempre una opción razonable para arrojar luz sobre el caos que nos asedia, al que solemos denominar “mundo”. Por poner un ejemplo, la noción de “hilo de Ariadna”, que a Teseo le sirvió para ahondar en el laberinto y poder abandonarlo tras matar al Minotauro, sugiere una analogía aplicable a diversas escalas.
Es evidente que la humanidad avanza en cantidad y calidad cuando se dan las condiciones que no puede imponer la izquierda política, ya que esta izquierda solo tiene el objetivo del egoísmo personal, la escasez de recursos, la pérdida de posición y la injusticia social. Este macabro objetivo lo hacen realidad en el ámbito de la enseñanza y la educación, y sobre eso no hay ninguna duda al respecto...
Es un hecho indiscutible que hoy al mismo tiempo que se confunden los viejos principios ideológicos que la sociedad identificaba con el conservadurismo, el liberalismo o el socialismo/comunismo, los intelectuales también se han diluido o confundido en este tsunami de nuevas corrientes costumbristas o de pensamiento. La justicia, la dignidad y la verdad, 'leit motiv' de sus discursos, ensayos y oratorias, han sido aparcadas en aras del relativismo moral imperante.
Convertir un Gobierno en una pajarería en la que cada pareja busca comida, agua, y tranquilidad “presente”, la futura que cada cual se la busque. La historias nos deja de manifiesto que la picaresca y los pícaros siempre han existido como parásitos de los demás, parásitos nacidos para envejecer a los demás; antiguamente se utilizaba el nombre, muy apropiado, por cierto, de sanguijuela, aplicado a personas generadoras de anemias colectivas.
Organicemos un "club selecto", con ideología social y normativa totalitaria. Habremos creado un sistema elitista, protector de intereses de grupo, comerciante de conciencias, enemigo de la "libertad individual" y manipulador de la palabra. Lo llamaremos "partido".
La integración social que nos venden desde varios sectores es falsa, y esa integración se convierte en distancia. Tal vez, desde esos gobiernos pertenecientes a la secta de la Agenda 2030 de las grandes élites, lo que se desea es la necesidad de no perder clientes; y lo más constatable es que buena parte de la ciudadanía no comparte esa visión manipulada.
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