La Navidad se aproxima, y a esta Navidad le va a faltar la propia Navidad tal como la entendíamos últimamente. En estos últimos tiempos apenas se oye "La Canción del Tamborilero" de Raphael, las comilonas en familia son cada vez menos, los espumillones falsean cada año que pasa el sentimiento de lo que significa la Navidad, los renos ahora ya son solo chinos y mal hechos, los dulces navideños ya no saben como antaño, los pesebres tradicionales son sustituidos por construcciones indecentes propias de las nuevas ideologías y de la indecencia, a la Misa del Gallo cada vez acude menos juventud, la retransmisión de las uvas no tiene ya nada que ver respecto a cuando el presentador era Joaquín Prat junto a Laura Valenzuela, los anuncios de perfumería francesa de hace décadas se han convertido en anuncios vacíos, la publicidad del cava ya no es la misma debido a la intromisión de la rancia y perniciosa ideología de género... Lo que va para adelante es ese chocolate nivelador de clases y su moda de contaminar lumínicamente los pueblos de España... Sí, aquellos a los que hacía referencia Azorín en sus escritos. ¡Por favor, la Navidad no es Disney!
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