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Cada 22 de diciembre, España se detiene para seguir el Sorteo Extraordinario de Navidad, conocido popularmente como "El Gordo". Con una tradición que se remonta a 1812, este sorteo no solo reparte cuantiosos premios, sino que también simboliza el inicio de las festividades navideñas en el país. Pero, ¿existen loterías similares en otras naciones? ¿Cómo se estructuran y qué premios ofrecen en comparación con la española?
Me refiero a esas apreciaciones que nos deslizan hacia la experiencia sublime en los diferentes estratos de la presencia humana. Contienen el duende necesario para abstraernos de las naderías y hacernos fijar la atención con maestría, moviendo hilos indescriptibles. Funcionan con ese algo especial capaz de congregar en el mismo estrado fascinante a la emisión de un mensaje de calidad y la fina sensibilidad del receptor.
La Navidad se aproxima, y a esta Navidad le va a faltar la propia Navidad tal como la entendíamos últimamente. En estos últimos tiempos apenas se oye "La Canción del Tamborilero" de Raphael, las comilonas en familia son cada vez menos, los espumillones falsean cada año que pasa el sentimiento de lo que significa la Navidad, los renos ahora ya son sólo chinos y mal hechos, los dulces navideños ya no saben como antaño...
Cada 8 de diciembre los católicos de tradición hispánica armamos el pesebre. Quienes provenimos de los barcos que trajeron a nuestros padres o abuelos, solemos agregar el árbol y nos ocupamos de adornar la casa con el resto de los dispositivos navideños, sobre todo pensando en los chicos, los tengamos lejos o cerca, en fuga.
La noche de Halloween es una de las celebraciones más esperadas del año en gran parte del mundo, y España no es la excepción. A pesar de que esta festividad tiene orígenes foráneos y no cuenta con una tradición propia en el país, su popularidad ha crecido exponencialmente en los últimos años. El 31 de octubre, calles, colegios, bares y hogares españoles se llenan de calabazas, disfraces y decoraciones que evocan lo sobrenatural y, especialmente, el miedo.
Como un hecho inexorable, los humanos reproducimos una y otra vez las mismas conversaciones en distintas épocas del año, como si fuéramos diferentes actores interpretando la misma obra, que no es otra que la de la vida. Que si las luces de Navidad, que si ya refresca, que si cuanto calor, que si las rebajas, que qué caro está todo y, como estas conversaciones son siempre de temporada, ahora toca hablar de Halloween y de qué absurdo es esto del “trato o truco”.
Es obvio y evidente, que las costumbres cambian, en todas las civilizaciones, en unas más que en otras, en casi todas las realidades, en unas más que en otras. El bikini es un ejemplo. Se han encontrado unas pinturas murales o frisos en culturas greco-antiguas, micénicas o minoicas. No sabemos si personas que se bañan en el/la mar, o si hacían ejercicios acrobáticos. También, no sabemos si representaciones de diosas, con los senos al aire.
En el centro de la Toscana, en Siena, se celebra desde hace muchos años el Palio, un evento con años de historia que es una seña de identidad y un verdadero eje vertebrador de la vida de la ciudadanía. La carrera tiene lugar en julio, pero también en agosto y los días grandes son el 2 y el 16 de julio. No es nada exagerado afirmar que estos días son los más esperados por los sieneses.
La Pascua ya no es lo que era, hace tiempo que aquellas fiestas pascueras de mi adolescencia están escondidas, pero no olvidadas, en el cajón de la historia reposando junto a viejos trastos. El advenimiento del «600», automóvil que democratizó la movilidad sobre cuatro ruedas en aquella España en blanco y negro, y la multiplicación de las llamadas «segundas residencias» mataron aquellas celebraciones de mi infancia y adolescencia.
La gran parte de los pequeños núcleos de población de la península Ibérica y de las islas está en riesgo de desaparecer antes de que acabe este siglo. De no poner freno, y atajar las medidas necesarias, España perdería el mosaico de tradiciones, valores humanos, culturas, gastronomía,y en general una forma de vida que hacen únicos a sus pueblos.
La crueldad de los humanos hacia los animales parece no tener límites y es que todavía se celebran tradiciones lamentables como la que exponemos a continuación y de las que un solo partido se preocupa. El Partido Animalista ha documentado las Luminarias, una tradición que definen como anacrónica y obsoleta, celebrada en San Bartolomé de Pinares (Ávila) este pasado lunes.
La eliminación o el simple desprecio de la familia tradicional, así como la abominación casi general por todo lo antiguo -por caduco y demodé-, han traído como consecuencia el olvido de la tradición casi por completo. Pertenecemos a unas generaciones de seres humanos que han vivido hasta hace anteayer una cultura judeo-cristiana. En un corto espacio de tiempo esta ha pasado a la historia.
Como verán, comienzo hablando en tercera persona, como si yo fuera ajeno a ese grupo humano que algunos mencionan como mayores, abuelos (aunque no tengan nietos), tercera edad e,incluso, viejos. Yo, para no cambiar, sigo empeñado en señalarlos como ancianos. Y lo hago en tercera persona, porque siempre he sido algo recatado a la hora de pedir algo para mí exclusivamente.
Lejos de este comentarista pretender presumir de persona enterada, de musicólogo o instruido en materia del complicado, variado, super explotado y vulgarizado mundo de la música de la que disfruta nuestra juventud. Cada cual es muy dueño de tener sus preferencias y en el ámbito musical se puede decir que aún con mayor libertad.
Ayer asistí a una Primera Comunión. ¡A finales de septiembre! Es la segunda vez. El año pasado, en el otoño del 2020 también asistí a otra. Me resulta extraña la fecha, fuera de la tradicional primavera. Nos cuesta trabajo adaptarnos a la “nueva normalidad”, pendientes siempre de lo que determinen los políticos (el gran hermano) que controlan los tiempos, los espacios y las mascarillas.
Siguiendo con los clásicos, no puede no hablarse de Pastelería Mallorca, que para evitar las largas colas que se forman en las puertas de todos sus establecimientos de la capital, permite que se puedan pedir cualquiera de sus roscones a domicilio, y en cualquiera de sus variedades.
En España, hablar de zarzuela es casi sinónimo de “anticuado” o “rancio”. Nada más lejos de la realidad; solo hace falta un poco de interés y conocimiento para darnos cuenta de que la zarzuela en un género con mayúsculas, un género en el que, además, somos los protagonistas; un género que eleva a categoría de arte la historia del boticario de Chamberí o de la confitera del barrio del Congreso, las historias del día a día, nuestras historias.
Este utensilio, tan común, como imprescindible en muchos ámbitos, se dice que tiene su origen en Mesopotamia, hace algo más de 3000 años. Se trataba de un objeto compuesto por dos cuchillas cruzadas unidas al final en un solo mango a modo de pinza, que son ahora conocidas como “tijeras de muelle”.
En la última década se ha querido contrarrestar esa costumbre cristiana con una réplica bastante mal pensada. En vez de rezar por los difuntos, se invoca a los demonios. El personal se aprovecha para beberse hasta los floreros vestidos de zombis o de bailarines del “triller” (película de miedo) de Michael Jackson (maiquel yason).
Cirio derramador de lágrimas, color de la sangre, que chorrean interminables por los guantes inmaculados del niño que habita en el éxtasis ante la Pasión que emana de la andadura torturante –y con espinas la frente- del hombre al que por nombre pusieron el de Jesús, salvador –piensa el niño- de los que cabizbajos regresan a sus moradas como figuras rotas y el vacío en los bolsillos.
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