Dos rasgos peculiares han favorecido la gestión del comentario de hoy y su contenido. La relectura de un libro que mantengo entre mis preferidos y el acercamiento a la situación real de la presencia humana en el mundo. El libro es “El quinto día”, de Frank Schätzing, con muchos años ya de sucesivas lecturas; nos viene de perlas, para enlazar con una serie de consideraciones relacionadas con las andanzas de los seres vivos en mares y tierras, unas de lo más patentes y otras poco o nada conocidas. Sin ánimo de referirme a una transcripción exacta del relato, aunque sí, sacando a relucir ciertos paralelismos que cobran actualidad en muchas de sus circunstancias, entre cerrazones mostrencas y alarmas estridentes.
Hablar en plural de las personas es mucho decir dada su manifiesta heterogeneidad. Por lo geográfico, orientales, occidentales, africanos, comarcales… Ni que decir de niveles de inteligencia o actitudes mentales. De funciones corporales microscópicas, educación, actividades o necesidades adquiridas, figúrense. Sobre esa diversidad, todavía surgen añadidos existenciales determinantes. Como se inicia el relato del quinto día, nos enfrentamos a sorprendentes situaciones ACCIDENTALES, cuyas dimensiones imprevistas e intensidad, provocan descalabros y problemas; sobre todo, ponen de manifiesto irregularidades con las que no contábamos. El accidente es un destello descubridor de incongruencias derivadas de secuencias inesperadas.
Aunque las pequeñeces nos atraen por su manejo sencillo, no consiguen cambiar el aire frustrante de las experiencias con ellas. Es natural, cómo hacerlas compatibles con las enormes circunstancias que nos rodean. El peso y la consistencia de los continentes, los abismos submarinos flanqueados por escarpados macizos y atravesados por corrientes poderosas, reacciones químicas y magnetismos variados; amplían su contundencia sobre los seres vivos. Son estructuras CONVERGENTES, configuran relaciones de muy curiosa entidad y potencia, en conexión dinámica con estructuras vitales tan diferenciadas como las microscópicas o los seres humanos. La envergadura de dichas convergencias escapa del ímpetu investigador más avanzado.
Solemos hablar muy a la ligera sobre la inteligencia, sin duda, dando por supuestas demasiadas cosas, sin apurarnos a la hora de exigirnos la revelación de cuanto sabemos de ella, lo que por regla general, sólo se trata de aproximaciones modestas y ni siquiera somos capaces de definirla con precisión. El pensamiento muda sus caracteres según proceda al circular en torno a los dineros, emociones, intenciones, posesiones o malicias; el acoplamiento de la inteligencia demuestra su esencia MULTIFACTORIAL, cada rama se adapta preferentemente a determinados perfiles. La chispa del ingenio no sirve para cualquier actividad. El ajuste debe reunir cualidades y adaptación apropiada para el reto planteado.
La ignorancia suele competir con las ambiciones, y con potencias inusitadas. Hasta podemos contemplar como colaboran entre sí para lo peor. Es un fenómeno muy común en el amplio mundo. No sólo se presenta aislado, suele mezclarse con estrategias de negocios, movidas ideológicas, montajes políticos y agrupaciones impetuosas, incluso se da en individuos aislados. Su enajenación progresiva alcanza comportamientos PSICÓTICOS de alta intensidad en jerarquías y gobiernos; cuyas decisiones y creaciones pueden acabar en peligrosas monstruosidades. Procedimientos sobre el medio ambiente, manipulaciones ideológicas o abusos perpetrados en la convivencia, son ejemplos notorios detectados en frecuentes escándalos.
En la observación del mundo y de cuanto nos rodea, destaca la apreciación de los espacios y su correspondiente grado de ocupación. El vacío comprende el absurdo por su nadería o bien el lamento por las ausencias añoradas. El contenido siempre atrae consideraciones, no es bueno confundir el espacio con el vacío. En los ambientes habituales es un hecho, echamos de menos numerosas presencias y buenas actuaciones. Los ocupantes del espacio no sólo son objetos materiales, hemos de contar con reflexiones e influencias, aunque sean evanescentes y esquivas; de hecho, la falta de estas últimas es una de las carencias más lamentadas. Esa OQUEDAD mental duele especialmente, genera repercusiones evitables.
Cuando comprobamos convergencias estructurales, comportamientos derivados de rasgos psicóticos y facetas personales peculiares, en nuestra relación con el mundo; tiende a predominar una especie de egocentrismos practicón, demostrador de un escaso entendimiento. En cualquier lugar transitado se acumulan desperdicios abandonados, el cemento sustituye progresivamente los espacios verdes montañosos, incluso invade las playas; el respeto por la Naturaleza no destaca como actitud preferente. Los movimientos sísmicos, volcanes, sequías o aluviones destructores, nos recuerdan la importante cuestión de cuidar el soporte TERRESTRE. Aunque la actitud humana no se centra en esa orientación, predomina lo contrario.
El quinto día incide en estos asuntos, incluyendo a gobernantes, intereses empresariales y movidas sociales, en ese tejido de estrategias funcionales y fenómenos desconocidos. Se sacan a relucir con especial énfasis sus andanzas por los trasfondos marinos, con notables perjuicios para las estructuras y los seres vivos, desde los microscópicos hasta los pecios de gran tamaño. Se ponen de manifiesto el poder psicótico, los intereses comerciales y las pasiones humanas, para enturbiar todo lo relacionado con el ABISMO de los mares. Se multiplican las referencias a los trastornos ocasionados a las diferentes formas de vida y del mundo conocido; realzan la convicción sobre las perversas elaboraciones mentales de los humanos.
No es posible ni conveniente achacar las malas artes al desconocimiento, más allá de la intuición inicial, se demuestran las perniciosas polarizaciones diseñadas a conciencia, mala conciencia en este caso de sus autores. El lamento se agranda cuando percibimos el encantamiento primero y la servidumbre necia a continuación, de quienes aplauden y colaboran con aquellos comportamientos, sabedores de sus maquinaciones habituales. De tal guisa, se activan una serie de ÍDOLOS verdaderamente increíbles, por lo mal encarados y manipuladores del resto de la población. La máscara de los emporios dinerarios, la fragua de gobiernos fatuos o de culturas dispersas en la frivolidad, encubren dichos avances dislocados.
Nadie podrá venirnos con la solución definitiva. No la lograron los genios del pasado ni se prevén mejores. Las evoluciones sucesivas, estructuras consolidadas o costumbres adquiridas, nos reiteran el MISTERIO sobre el cual deambulamos los humanos y los acompañantes. El futuro ni siquiera depende preferentemente de las decisiones tomadas en plena incertidumbre.
Las propiedades de cada material y los atributos de cada elemento vivo se conectan al son de los misterios constituyentes. Con las atribuciones se incrementa la complejidad, las posibilidades y las obligadas servidumbres, para definir el PERFIL propio a la hora de afrontar las situaciones. Si alcanzamos cierto grado de conciencia será posible apreciar la participación propia en el dibujo trazado e inacabado…
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