
De repente sales a la calle sin otro propósito que recrearte en los pequeños detalles de la cotidianeidad y la naturaleza te sorprende con su creativa impronta, verbigracia, brotando irredenta por entre los intersticios más recónditos de la urbanística lógica, a través de la que a diario transitamos sin remisión. El heterodoxo artista Friedrich Hundertwasser (situable entre el jipismo y el punk, siendo un ácrata en cualquier caso) fundó buena parte de su poética en la imitación del poder creativo de la naturaleza, no en vano atisbaba en el moho una metáfora de dicho poder. Tal premisa lo impulsó a librar un juego poético en el espacio urbano. Antes, Ramón Gómez de la Serna erigiría en personal fórmula el tomar del entorno elementos mediante los que transformar en arte la circundante realidad por la vía de llevar a cabo asociaciones inesperadas o por la de blandir expresiones creativas a partir recónditas y sorpresivas intuiciones. Ciertamente, las sociedades más últimas nos proveen (como nunca antes) de mimbres con los que confeccionar audaces interrelaciones incluso entre distintos dominios disciplinares o sensoriales, si bien es cierto que, asimismo, nos sustraen de la atención a nuestro más inmediato entorno, quedando malogradas, así, numerosas tentativas de entremezclamiento de dispares referentes que, en conexión, pueden hacer brotar determinados rasgos de poesía, toda vez que la expresión de una intuición trasladada creativamente puede muchas veces rondar lo lírico, lo artístico. Un ejemplo de lo antedicho pueden ser las instantáneas aquí traídas en las que sendas vegetaciones (acreedoras de innegable componente ornamental si se las sabe mirar) parecen querer emular al legendario grupo punk Ramones, cuyos miembros fueron también inmortalizados para la posteridad con una pared de ladrillo visto de fondo. Son, así, varios los elementos que coadyuvan para lograr una greguería con el entrecruzamiento de elementos a priori no llamados a encontrarse, cuya interconexión puede ser estirada, por ejemplo, señalando que pareciera que esas asilvestradas plantas quisieran adoptar una actitud punk emulando al grupo Ramones, dotando, al mismo tiempo, de un rasgo suntuario a la pared por entre cuyas junturas emergen.
Ubicados en tan agreste existir, no está de más dejarse acunar de vez en cuando por la fluyente poesía que a toda hora nos envuelve.
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