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El socialismo de Franco (II)

Preocupado por el bienestar de los trabajadores y fomento de la familia, al mismo tiempo que impulsaba la natalidad, ideó un sistema para protegerla
Manuel Villegas
sábado, 19 de abril de 2025, 12:20 h (CET)

Continuemos con el “socialismo de Franco” y veamos qué dice la doctrina socialista sobre la propiedad privada: “…esta debe de ser abolida y reemplazada por la propiedad colectiva, y el Estado debe intervenir en la economía para garantizar que los recursos se distribuyan equitativamente y se satisfagan las necesidades de la sociedad”.


Franco no eliminó a propiedad privada, pero sí intervino fuertemente en un concepto que redundó en beneficio de todos los ciudadanos. No fijó directamente los precios a los que habrían de venderse los artículos de primera necesidad ni los salarios de los trabajadores,  pero sí llevo a cabo una idea que redundó en beneficio de todos los españoles.


Dividió las ciudades en tres categorías según el coste de vida de cada una, y, en función de este, deberían de ser los sueldos.


En la primera se incluyeron las ciudades más importantes, como Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia. Los trabajadores, aún los del mismo oficio y actividad, cobrarían un sueldo más elevado que los que viviesen en las de segunda y tercera. 


En la segunda se integraban las ciudades de una actividad y población mediana, como Córdoba, Cádiz y otras similares


Finalmente, en la tercera estaban aquellas en el que era sensiblemente más bajo como Jaén.


Preocupado por el bienestar de los trabajadores y fomento de la familia, al mismo tiempo que impulsaba la natalidad, ideó un sistema para protegerla y que los obreros recibieran un sobresueldo que no distinguiría de categoría, ni ciudad de residencia. Se idearon unos baremos, según los cuales, las familias con  más hijos tendrían un beneficio mayor que las de menos o que las que no tuviesen ninguno. Era conocido como “punto”.


Por el hecho de formar un matrimonio, se recibían cinco puntos y así gradualmente, según los hijos que se tuviesen. Hasta finales de 1966, esta prestación corría a cargo de las empresas que obligatoriamente  tenían en su administración una cuenta llamada “Atenciones sociales” que fijaba el valor de cada punto.


A partir de enero de 1967 se hacía cargo de ellos el INP, que abonaba solamente 375 pesetas a cada familia.


Además existía un subsidio familiar, que era otra ayuda que se sumaba a los puntos.


Se lanzó a crear un sistema de seguridad social, antes ni siquiera soñado, que acabaría cubriendo las situaciones de vejez, viudedad, orfandad, desempleo, jornada laboral reducida, vacaciones pagadas y una red de asistencia sanitaria con atenciones médicas y hospitalarias modélicas que aún subsisten. Aunque algunas de las mencionadas ya existían, su propósito fue ampliarlas y perfeccionarlas.


De otra parte se empeñó en elevar la cultura de las masas proletarias como único medio de arrancarlas de su ancestral subdesarrollo.


Respecto a la Seguridad Social y asistencia médica, en la actualidad no se otorgan iguales prestaciones sanitarias en las distintas comunidades y así hay enfermedades que se tratan en unas sí y no en otras, al igual que los medicamentos que no tienen la misma cobertura, según en la comunidad en que sean recetados.


Sobre la represión que se dio después de finalizar la guerra, consideramos conveniente no hablar, pues caso de que lo hiciésemos, habría que compararlas con las llevadas a cabo por otros sistemas de gobierno de regímenes totalitarios como los detentados por comunistas y, estamos seguros de que estos superarían en mucho a los de la dictadura franquista.

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Los tópicos no son tan perversos y siniestros si consultamos el diccionario: “opinión, idea o expresión que se usa y se repite con mucha frecuencia en determinadas circunstancias”. Se entiende, en principio y sin lugar a dudas, que el significado es dependiente de la reiteración, de la cantinela, de la reincidencia y de las diversas circunstancias, claro está.

Continuemos con el “socialismo de Franco” y veamos qué dice la doctrina socialista sobre la propiedad privada: “…esta debe de ser abolida y reemplazada por la propiedad colectiva, y el Estado debe intervenir en la economía para garantizar que los recursos se distribuyan equitativamente y se satisfagan las necesidades de la sociedad”.

 
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