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Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto que ya pasó de moda hace rato, a saber, la verdad. No siempre existió este modelo actual de relativizar absolutamente todo al punto de que cualquier afirmación es digna de ser considerada verdadera o certera porque, en el afán de un falso pluralismo intelectual, se quiere aceptar cualquier postulado, venga de quien venga.
Son las 11:45 horas, aproximadamente, del día 23 de noviembre de 2024. Por curiosidad me engancho al canal 24 horas de Televisión española. En ese momento estaban dando una pequeña entrevista con el ministro Óscar López. Tengo 82 años y jamás en mi vida he visto mentir tan descaradamente y tan “naturalmente”.
Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre el inmerecido y notable protagonismo que han ganado las teorías conspirativas en nuestros días, especialmente en la era digital, donde la información – y, lamentablemente, la desinformación- circula de manera inmediata y global.
A perro flaco todo son pulgas, dice un refrán español, que podemos aplicar sin ningún tipo de reserva a ese can que nos gobierna, cada vez menos aceptado y reconocido como Presidente de nuestra Nación, si alguien lo duda puede ver la recepción que le hicieron ayer en Dos Hermanas los albañiles de una promoción de viviendas que fue a inaugurar.
Como el mundo camina a la velocidad de la inteligencia ¿cómo podremos conocer las realidades que han transformado la sociedad global?... ¿A través de los historiadores?... ¿qué características deben tener dichos historiadores?... La mejor manera de conseguir un idea equivocada de la historia es cogiendo un libro en vez de seleccionar una persona.
Sentenció Ludwig Wittgenstein que “la filosofía es una lucha contra el embrujamiento de nuestra inteligencia mediante el uso del lenguaje”. Una afirmación curiosa aunque imprecisa, y susceptible de interpretaciones varias e incluso opuestas. Podría pensarse el aserto como referencia a la capacidad de seducción, pero el embrujamiento que se cita se acercaría más bien a la mentira, esa “forma de talento”, que así la definió Marguerite Yourcenar.
Un plagiador, malvado y humillante, me obliga a componer este soneto, para expresar desde el primer cuarteto su falsedad y falta de talante.
El tiempo borra de la memoria muchos sucesos y muchas personas. Decían nuestras madres que lo que nunca se olvida en esta vida es la figura de aquellas personas que dejaron como herencia un rastro de inteligencia y de buen hacer.
Considero fundamental en esta época de abundantes falsedades, pararse a discernir para poder caminar hacia adelante. De entrada, una ruptura de los esquemas mundanos nos vendrá bien para ganar salud y atesorar concordia. Ya está bien de prometer todo y luego no dar nada.
Inicialmente era un termino jurídico, que se refería a una acusación, argumento o testimonio infundado o falso, vertido con la intención de engañar, manipular o embrollar. Mentira, patraña o noticia falsa, generalmente tendenciosa o urdida para lograr algún fin, incluso noticia maliciosa o negativa, incluso calumniosa. Acusación carente de fundamento.
José Carlos Díez es un economista bastante conocido gracias a sus habituales intervenciones en los medios de comunicación, en donde ya ha dado muestras inequívocas de su falta de independencia y servilismo o de su profunda ignorancia. A diferencia de lo que me ocurre con otros economistas, como pueden ser Daniel Lacalle o Juan Ramón Rallo, con los que tengo grandes diferencias teóricas pero una relación de cordialidad y respeto, con Díez no me hablo desde hace tiempo.
No me casaré con la mentira, el error, la cara bonita que me dijo "amor", pero para nada lo he encontrado en él.
Hoy he leído la noticia de una mujer, cuyo nombre no voy a decir, que, tras haber intentado suicidarse, ha abandonado temporalmente la televisión para ingresarse en un centro psiquiátrico, pero lo que más me ha chocado es que esa mujer era cómica en un programa de televisión. Por lo visto estaba sufriendo un acoso sin tregua en las redes sociales. Que triste es que te acosen, pero que cobarde es que lo hagan por las redes sin dar la cara.
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