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​Lecciones de don Luis María Ansón y algún otro

Leer sin prejuicios, estudiar sin mirar de soslayo y reflexionar nos llevará a ser independientes, libres y, por cierto, españoles, hispanos y, según la historia, monárquicos
Ángel Alonso Pachón
lunes, 16 de octubre de 2023, 09:53 h (CET)

El tiempo borra de la memoria muchos sucesos y muchas personas. Decían nuestras madres que lo que nunca se olvida en esta vida es la figura de aquellas personas que dejaron como herencia un rastro de inteligencia y de buen hacer.


Es este el caso de don LUIS MARÍA ANSÓN OLIART, “político, periodista y escritor español. Miembro de la Real Academia Española. Presidió la agencia EFE entre 1976 y 1983 y dirigió el diario ABC entre 1983 y 1997. Fundó el diario La Razón en 1998. En 2008 fundó el diario digital El Imparcial” (Wikipedia).


Hace unos años, asistiendo a una reunión en el FORO DE MADRID, TERCER MILENIUM, tuve la ocasión de conocerle personalmente y de saludarle. Le comenté, dándole un pequeño toque en el hombro: “don Luis, no escriba usted tan bien, porque me obliga a comprar todos los días el periódico”. Él se volvió, me estrechó la mano y, sonriendo, me dijo: “gracias, todo es normal”.


Este don Luis, pasados los años, hace unos días, con la clarividencia que le caracteriza, comentó en una entrevista sobre la actualidad, que nuestra historia siempre ha estado organizada bajo el signo de la “monarquía”; el tiempo fue perfilándola; la Ley del Péndulo hizo que la monarquía volviera “mejorada” siempre a su origen, el pueblo.


Este comentario, con añadidos personales, estuvo enriquecido cuando manifestó que en España la “REPÚBLICA” se instauró en dos ocasiones; en las dos la convivencia se fue destruyendo y los enfrentamientos se hicieron cada vez más violentos; el fin de cada una de ellas se produjo mediante levantamientos populares o militares, cada uno con sus propias características, pero ambos con la finalidad de instaurar de nuevo la “Monarquía”.


Esa ha sido y es nuestra España. El período franquista muchos lo vivimos en una nube, hasta que maduramos y los más inteligentes, como don Luis María Ansón comenzaron la apertura del régimen y posteriormente el abrazo entre españoles.


Yo soy de los que está convencido que la “ignorancia” de nuestro pasado o la enseñanza ideológica de la historia, hacen que la juventud de hoy día o, mejor dicho, los nacidos después del 77 hayan asumido como “real y verídico” lo que las redes han contado o lo que los ideólogos de las corrientes interesadas han propagado de forma intencionada.


Como yo le comenté a don Luis María Ansón, hay que ser bueno para que los demás se preocupen en escucharle o leerle, si no iremos formando una sociedad formada de medias verdades y muchas falsedades.


Existe otro dicho muy curioso: “en tiempos de levantamientos, enfrentamientos o de guerra, los pobres no supieron ser ricos y los ricos supieron ser pobres”; consecuencia de ese dicho es que después de los problemas sociales el pobre seguirá siendo pobre y el rico recuperará su status social de rico.


A esta sociedad que estamos formando podemos aplicarle muy bien el dicho anterior, porque el pobre, el trabajador, el pueblo llano, en tiempos de ensalzamiento de ideas extremistas, ellos “desperdiciaron la ocasión de conquistar cultura, esfuerzo, trabajo y bienestar”; la clase media y alta, sin embargo, siempre han sabido, en esas ocasiones, guardar la ropa, que ya habrá tiempo de ponérsela otra vez.


Hay un gran libro, “Las cuatro Españas” de don Carlos Robles Piquer, político español de gran altura intelectual y de una modestia de universidad, en el que también podemos ver nuestra idiosincrasia: “todos contra todos y contra lo que tiene el otro”.


Carlos Robles Piquer narra de forma objetiva el devenir de esas cuatro Españas que han existido con sus realidades, aunque algunos se empeñen en negarlo. Cada realidad fue nuestra existencia y de cada existencia fue naciendo otra realidad.


¿Quién es tan atrevido como para no aceptar la Real Academia de la Historia?


Negar nuestro yo, nuestro devenir y el diseño que hemos marcado al caminar es negar que todo el pasado es parte de nuestros genes hispanos y de ellos debemos sacar alguna conclusión para un futuro mejor, aunque tengamos algunas “pecas”.


Leer sin prejuicios, estudiar sin mirar de soslayo y reflexionar con “mi” mente, nos llevará a ser independientes, libres y, por cierto, españoles, hispanos y según la historia monárquicos.

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