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Eso que dicen algunos políticos “descerebrados” de que estábamos acostumbrados a que “Papá Estado” nos resuelva la vida..., eso es una deducción propia de quienes verdaderamente están viviendo a costa del Estado, a costa del dinero de los contribuyentes.
Enciendo la televisión al mediodía cuando el trabajo me lo permite, y el mando me lleva muchos días a programas de actualidad y de tertulia política. Veo durante unos minutos algún programa de “esa estirpe”, y cuando oigo hablar a algunos sujetos/as empiezo a notar la “infamia zurda” de los susodichos.
En el balotaje presidencial uruguayo del domingo 24 de noviembre se impuso Yamandú Orsi del Frente Amplio con un 52% de los votos, frente al 48% de Álvaro Delgado de la gobernante conservadora Coalición Republicana. Orsi creció 6 puntos con respecto a sus resultados de la primera vuelta.
El abanderado del izquierdista Frente Amplio, Yamandú Orsi, un profesor de historia de 57 años, ganó la segunda vuelta de la elección presidencial del pasado domingo en Uruguay, y gobernará desde el 1 de marzo de 2025 con Carolina Cosse, ingeniera y exintendenta de esta capital, como su vicepresidenta.
Una parte de la izquierda internacional y patria no acaba de asumir la derrota de Kamala Harris y se mantiene en shock, negando esa dura realidad y lejos aun de la fase de aceptación. Algunos medios, periodistas 'progresistas' y actrices como The Guardian, La Vanguardia, Jamie Lee Courtis, Angels Barceló, Enric Juliana o Antón Losada y, entre otros, casi todos los "pañaleros" fans de Taylor Swift, han comunicado que se van de X, antes Twitter.
Para cualquier persona intelectual el concepto justicia es entendible, es una idea que todos llevamos en nuestro interior, como un principio, como un derecho básico, necesario para una convivencia equilibrada y respetuosa con los intereses individuales, sociales e ideológicos.
Se dice que el pueblo vota periódicamente, para pasar el rato, porque todo viene hecho, y de vez en cuando habla, aunque sea para perder el tiempo. Ahora resulta que, en contra de lo previsto por algunos, ha hablado con cierta efectividad, llamando a la prudencia, para tratar de volver a ser pueblo, y no un combinado de grupos diversos que lo fracturan continuamente, aunque procuren dosis de espectáculo para entretenerle.
«No debes meterte... No te metas»... ¿Cuántas veces se oye esta frase? Muchas, demasiadas... Reflexionemos sobre este tema con algunas preguntas : ¿Qué quiere decir no te metas? ¿Acaso que no me incumbe? ¿Acaso que no es mi asunto? ¿Acaso que cada palo aguante su vela? ¿Acaso que los problemas son de cada uno y de nadie más? ¿Acaso que no me busque problemas?
El falso capitalismo inmaterial que predican las izquierdas desde tiempos remotos va acorde con las nuevas demandas de la llamada economía de la cultura: son expresiones múltiples que desarrollan prácticas sociales equivocadas y ejercen no sé qué derechos a la palabra con construcciones discursivas, sin símbolos creíbles.
Con frecuencia me asalta la duda de si los seres humanos hemos perdido la facultad de observación que nos llevaría a establecer con claridad las diferencias entre los comportamientos de las personas a título individual o colectivo para saber a qué atenernos en cualquier momento o circunstancia.
En un juego de poder donde las promesas son solo espejos rotos, la hipocresía política se convierte en el pan de cada día. Tanto partidos de izquierda como de derecha se han convertido en maestros del discurso, pero a la hora de la verdad, sus acciones desdicen sus palabras.
”Que los árboles no dejan ver el bosque” es un conocido aforismo que explica la espesura de problemas y acontecimientos que hoy rodean a la sociedad actual y que impiden a veces ahondar en las causas u origen que los motivan. El mundo envejece y está triste.
El feminismo «es otra pancarta más que se les ha caído», en palabras de la presidenta, Díaz Ayuso. La moralidad de la izquierda está destrozada y es irreparable. Resulta que ni siquiera existía, tan solo era una careta o antifaz para tapar la indecencia, la indignidad y el vacío. ¿Qué es el feminismo español? Pues es eso mismo, el ejemplo de Errejón; es decir, la falsedad y la hipocresía frente a las palabras de cara al ignorante e insensato votante.
Es evidente que la humanidad avanza en cantidad y calidad cuando se dan las condiciones que no puede imponer la izquierda política, ya que esta izquierda solo tiene el objetivo del egoísmo personal, la escasez de recursos, la pérdida de posición y la injusticia social. Este macabro objetivo lo hacen realidad en el ámbito de la enseñanza y la educación, y sobre eso no hay ninguna duda al respecto...
La presencia de dirigentes políticos de izquierdas que ocupan o han ocupado cargos en el gobierno en las manifestaciones por la vivienda de hace unos días resulta un tanto surrealista. Esas personas y sus organizaciones respectivas han sido responsables del deterioro que en los últimos años ha sufrido el ejercicio del derecho que reconoce el artículo 47 de la Constitución Española: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».
Supongo que las charlas motivacionales tienen un hilo argumental de historias de superación para erigirse como fieles ejemplos de llegar a ser mejores personas. En la práctica recurrente de nuestro país, que incluso se podría contar con las buenas intenciones de los sucesivos gobiernos, se presentan a lo largo de la historia reciente portadores de las contradicciones de las señaladas buenas intenciones.
Es verdad que con las redes sociales digitales las narrativas de antes han perdido eficacia, me refiero a la elegancia y a la eficacia de la densidad del concepto nación. A menudo se cae en la trampa de las agendas que proponen una modernidad en decadencia, sobre todo, en un mundo global donde la desterritorialización y el anonimato de las grandes compañías multinacionales dejan atrás el buen capitalismo industrial de antaño.
No salgo de mi asombro cuando quien está resucitando el franquismo es la izquierda española, pero lo más preocupante, y quizás inverosímil, es que esta izquierda aprovecha la más mínima ocasión para tildar de franquistas a los que no pensamos como ellos.
Se atribuye a Agustín de Hipona aquello de que “la Iglesia persigue por amor y los impíos, por crueldad”. Podría relacionarse tal afirmación con la doble moral o con lo que se ha dado en denominar ley del embudo, pues ambas se antojan óptimas para caracterizar la locución.
Muchos fieles idealizaron a Pedro Sánchez porque estaban convencidos de su ideario, de que sólo con decisiones políticas les iba a mejorar la vida. Pero ahora el “ilusionismo” va finalizando, y pasará toda la deuda moral y económica al siguiente inquilino de La Moncloa.
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