Y yo no vivo en Madrid, pero el discurso de «vivir a la madrileña», que traducido es «vivir como me salga de allí», es algo que convence a cualquiera, y yo también me apunto a hacer lo que me apetezca y cuando me apetezca, y si alguien dice que así no, ese es el malo. ¡Qué simpleza! ¿Verdad? Pues con esa simpleza, y por supuesto algunas cosas más, pero que no han tenido el peso de esta frase y hechos que conlleva, luego hay que ser consecuente y responsable cuando la gente aplica lo que tú dijiste y entonces no salir matizando.
El espíritu de la Transición y la misma, la llevaron a cabo unas personas y en unas circunstancias pasadas y presentes que nada se parecían con las de hoy, ya que querer aplicar cosas viejas para arreglar cosas nuevas es muy complicado, y a menudo no está la pieza necesaria porque quedó obsoleta.
Otra cosa es conocer la historia, esa sí nos enseña lo que se hizo mal y bien y si se es imparcial y ecuánime hasta los porqués. Por ejemplo, emplear hoy en día los adjetivos de fascistas, nacionales y similares, sólo demuestra una cosa: que hay gente anclada al pasado, sobre todo de ideas de izquierdas. Lo peor de esa gente es que se abraza a un pasado que ni vivió ni conoce, pero algunos lo utilizan y los tontos lo jalean. ¡Y eso no es un seísmo, puede ser un terremoto!
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