El nivel medio de los parlamentarios en el Congreso ha decaído de manera vertiginosa.
Desgraciadamente, uno de los objetivos de muchos políticos de las izquierdas es eliminar gran parte del vocabulario de las personas... Estos políticos izquierdistas saben que un individuo sin palabras es un individuo inofensivo, y a raíz de la supresión de las palabras no se pueden transformar en oposición a “gobiernos zurdos”.
En más de una columna he hecho mención a la novela «1984» del británico George Orwell, y en esta obra plasma una frase que mucho tiene que ver con las palabras: «Las palabras creaban nuevas realidades, las palabras crean verdades de una mentira».
La extensión de nuestro vocabulario no es sólo necesaria para el ámbito intelectual, va mucho más haya: ¿cuántas parejas han roto por no saber expresar sus ideas? ¿Cuántos amigos han dejado de serlo por no saber comunicarse?
Las relaciones sociales de todo tipo llevan aparejadas las palabras como elemento cohesionador, y este elemento de cohesión es el que la izquierda política va eliminando desde hace ya un tiempo y a pasos agigantados: no le interesa la comunicación, no quiere diálogo, es decir, sólo desea un rebaño a sus órdenes.
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