Sigamos donde lo dejé ayer, con esos mandamientos de la casposa izquierda de hoy: el tercer mandamiento es llamar fascistas, retrógrados, gentuza de extrema derecha y estéticamente espantosos a todos aquellos que no estén de acuerdo con las doctrinas, ideas, estrategias o conductas de izquierdas, de modo que se consigan dos objetivos: uno, el acogotar a los adversarios, a los que se hace semejantes a lo peor de lo peor de la especie política y humana; y dos, lograr el arrinconamiento de los adversarios de modo que si hay insultos o agresiones hacia algunos de sus miembros, éstas se justifiquen por su “maldad”.
El cuarto mandamiento es proceder a la desmoralización general de la sociedad, es decir, a la merma de moralidad civil en los comportamientos sociales: si se es de izquierdas, se golpea a la policía, se insulta a los miembros de las instituciones, se roba de las arcas del Estado o se recortan derechos y prestaciones, porque son respuestas a la agresión de las fuerzas de seguridad del Estado, a la intolerable prevaricación de miembros de tribunales y demás entes públicos, ejemplares ejercicios de redistribución de la riqueza pública que no es de nadie, o resultado de la maldad del sistema financiero internacional... Si lo mismo es hecho por la derecha, es golpe de estado, insulto a la democracia, robo y explotación de lo público o deseos malsanos de cargarse el Estado del bienestar... Continuará...
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