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Todos deberíamos de hacer lo mismo, deberíamos de pensar sobre qué política queremos para hacer mejor nuestra vida y nuestra sociedad, porque al final, en lo que debe concentrarse la política es en hacer más fácil la vida de todos los ciudadanos. Esta reflexión valdrá entonces la pena si somos capaces de reivindicar una política útil que debe estar alejada de la mentira y de la deslegitimación... ¡Pero sin insultos, sin burlas y siendo capaces de ofrecer alternativas!
Lleva siete años detentando (empleo este verbo en primer significado que le da nuestra RAE) la jefatura del gobierno de España, en sus manos están las riendas de este, desde que, no habiendo ganado las elecciones, su ansia de poder y narcisismo le llevó a pactar con formaciones minoritarias que solo desean la destrucción de España, desde entonces, España es una caricatura de sí misma.
La política 'woke' del país está preocupada, porque el gran jefe del imperio americano pretende ignorar en general tal forma de hacer política, inclinando su favor hacia la plantilla del personal más representativo de las grandes tecnológicas americanas, ante lo cual, a manera de respuesta, se ha conformado con referirse a ella con el término peyorativo de tecnocasta.
Con una inmensa dosis de ingenuidad, yo diría que incluso de candor, decía una ancianita que: "¡Hay que ver con el PP! Votar que 'No' a la subida de las pensiones". Por supuesto, ella no sabía argumentar la razón de tal decisión. Solo sabía que el PP había votado que 'No' a la subida de las pensiones. Eso es lo que queda. La simplificación de una retórica manipulada, retorcida, inducida, destinada a perpetuar la etiqueta de que el PP es muy malo.
En España somos magos, nuestro truco principal es transformar cualquier cosa que ocurra en cualquier latitud en una cuestión de política interna, y ni es un truco muy bonito, ni deja muy satisfechos a los espectadores, pero es nuestra especialidad. Sí, es el clásico juego de ver quién lo hizo primero y quién la hizo más grande, o más bien, servir en bandeja ese mal truco e interpretar acusaciones en función del color político con el que se sucedieron.
Quisiera comprender la realidad actual de España. Puede me quede poco tiempo para averiguarlo, pero, por lo menos, me gustaría comprender las transformaciones que se han llevado a cabo en el lenguaje, en las ideas, en los compromisos, en las normativas, en los juramentos, en las prácticas religiosas, en la indiferencia social, en el concepto de Estado, de Nación, de presidente, etc.
Jamás pensé que llegaríamos a esta situación política, porque siempre hubo más o menos entendimiento entre los partidos, defendiendo la constitución que tantos años de tranquilidad nos ha dado, y pensando en el bienestar de todos españoles, de la sociedad en su conjunto con sus discrepancias y afinidades, respetando la idiosincrasia de las distintas regiones (comunidades) con sus tradiciones y lenguas, sin imposiciones.
Acabaré estas columnas sobre lo poco que puede ofrecer la izquierda política a nuestro país con el último de sus horrorosos cinco mandamientos. Este quinto mandamiento es tratar de imponer siempre la propia opinión y la propia doctrina acusando al adversario de derechas de ser incapaz de diálogo por no aceptar su imposición.
Sigamos donde lo dejé ayer, con esos mandamientos de la casposa izquierda de hoy: el tercer mandamiento es llamar fascistas, retrógrados, gentuza de extrema derecha y estéticamente espantosos a todos aquellos que no estén de acuerdo con las doctrinas, ideas, estrategias o conductas de izquierdas.
Los mandamientos de la santa madre izquierda son cinco, como los de la Iglesia, pero bien distintos. Son mandamientos porque son ordenados por la superioridad sin que se sepa bien cómo y por qué, pero afectan prodigiosamente al comportamiento de millones de personas en toda España y en el resto del mundo.
La izquierda sólo pretende ser un pastor guiando al rebaño de ovejas, no pretende otra cosa porque es así... ¿Cómo? Manipuladora, sin ideas y despilfarradora. Por otra parte, los reconocibles cazadores de subvenciones obvian las debilidades de nuestro mercado de trabajo: cultura deficitaria del valor empresarial, desequilibrio territorial por sectores, bajo nivel de innovación y una elevada precariedad del empleo con todas sus derivas perniciosas.
Sólo la prudencia de ciertas fuerzas políticas está “frenando” otro enfrentamiento social entre los españoles. La DEMOCRACIA, sin Parlamento, sin Senado y sin división de poderes, no es DEMOCRACIA, sino más bien es un asalto al famoso “Capitolio” de la LIBERTAD.
Nadie duda que a Begoña Gómez le ha pillado el carro de las falsedades, las mentiras y los silencios. El presidente puede llegar a ver cómo ella es condenada por meter la mano donde no debe y por falsear cuanto la relaciona con la UCM (Universidad Complutense de Madrid), con los viajes a República Dominicana, con el África Cénter, la apropiación indebida y con la extendida trama de Víctor de Aldama y demás aprovechados del erario público.
En España, hablar de vivienda se ha convertido en un sinónimo de desesperación. Comprar un piso es un sueño cada vez más inalcanzable y alquilar se ha transformado en un lujo. Los sueldos, estancados en cifras ridículas frente al coste de la vida, no alcanzan para cubrir lo más básico.
No podemos esperar nada de aquellos que perciben los fondos europeos como un botín, como un reparto milimétrico de unas ayudas que primero fueron boicoteadas y ante la evidencia de la ley de la gravedad, ahora, como mal menor, deben ser repartidas según colores y territorios.
Hay un reclamo persistente dentro de la ciudadanía para que los partidos políticos o sus dirigentes se reúnan para consensuar posiciones para afrontar temas básicos. Llevo lo suficiente en política para saber que siempre ha habido en el país rivalidades políticas fuertes: izquierda y derecha, secesionismo y constitucionalismo..., basadas en proyectos de gobierno antagónicos.
Me pregunto cuándo se va a dejar de politizar absolutamente todo por parte de los movimientos “progres” de este país, unos movimientos asociativos y políticos cuyos ideales cada vez se los cree menos gente; me pregunto cuando dejará la izquierda “progre” de crear tanto odio en esta España, una España que han convertido en “facha” o roja.
Algunos lectores ni sabrán que Gibraltar se perdió por el Tratado de Utrecht (abril 1713 / julio 1715). Inglaterra heredó entonces Gibraltar y Menorca, aunque esta última la recuperamos merced a la Guerra por la Independencia de los Estados Unidos de América. ¿Y del Peñón? Llevamos un cuarto de siglo XXI, y sin noticias...
Grescas, disputas ruidosas, derivadas de insultos, menosprecios, confrontaciones por opiniones opuestas. Si una conversación sobre opiniones se convierte en dogmas inquisitoriales, lo normal es que se originen las TRIFULCAS. Ejemplo, cotidiano y normalizado, se da en el Congreso, sin ningún tipo de vergüenza.
Eso que dicen algunos políticos “descerebrados” de que estábamos acostumbrados a que “Papá Estado” nos resuelva la vida..., eso es una deducción propia de quienes verdaderamente están viviendo a costa del Estado, a costa del dinero de los contribuyentes.
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