Quisiera comprender la realidad actual de España. Puede me quede poco tiempo para averiguarlo, pero, por lo menos, me gustaría comprender las transformaciones que se han llevado a cabo en el lenguaje, en las ideas, en los compromisos, en las normativas, en los juramentos, en las prácticas religiosas, en la indiferencia social, en el concepto de Estado, de Nación, de presidente, etc.
Quizás, repito, mi tiempo puede que haya pasado, pero mi aportación a esta sociedad me da, a mí y a todos los “mayores”, como yo, DERECHO a saber el POR QUÉ de los cambios, el POR QUÉ de los nuevos valores y el ORIGEN de todo ello.
Una de las cosas más llamativas es la pérdida de la famosa “CORTESÍA”, estudiada en pequeños manuales que definían las formas respetuosas que exige cualquier convivencia. La situación más escabrosa es que se ha perdido en los centros del poder y ante personas representativas de nuestra nación, España.
Las formas en el Congreso y en el Senado son el mejor ejemplo para comprender que los “valores” de respeto, que representaba la cortesía se han perdido y ahora hablar claro es insultar, ironizar con mal estilo y mirar con ojo de halcón por ver la posibilidad de coger al contrario.
Aquella cortesía abarcaba el vocabulario, las expresiones, la vestimenta y la compostura. Hoy, los valores de respeto, según algunos, se llevan igualmente en los “vaqueros”, en las “zapatillas” en ir descamisado, con una chaqueta de tapadera.
Los famosos “don”, “doña”, “usted”, “vos” pasaron a la historia de las imposiciones, como si las sanas costumbres del lenguaje tuviesen que ver con la política.
Igualmente llama la atención lo que todos entendíamos que se llevaba intrínsecamente en la forma de ser de las personas: “CONOCER EL COMPROMISO y EL JURAMENTO”. Conceptos que aseguraban el respeto mutuo; conceptos que grababan en lo más íntimo de las personas el respeto a “LA PALABRA DADA”.
La conciencia, que dicen “pública”, ha condicionado dichos valores. No son lo que llevan dentro sino lo que cada cual interpreta como COMPROMISO y JURAMENTO.
Se JURA ante la Bandera de España, pero ni se siente ni cree en lo que la Bandera significa, por tanto: “NO SE SIENTE UNO EN LA OBLACIÓN DE RESPETAR LO QUE SE JURA, MERAMENTE POR REGLAMENTO”.
Ceremonialmente, nos comprometemos por el cargo que nos han dado y que hemos aceptado, pero las palabras son pensamientos ajenos, que rozan el desprecio, pero no el sueldo de más CIEN MIL EUROS ANUALES.
El mundo religioso, infectado de “dedocracia” agradecida, compra y vende “Ornamentalmente” purgatorios e infiernos condicionando “posturas” a beneficios; el resultado es una simple regla de tres, en la que el resultado lo calcula el interesado, el mundo religioso.
No siempre esa imagen es patentemente pública, pero no nos engañemos, es un simple cambio de “dedocracia” a “Deo gracias”... pero, la realidad es que el creyente peatón se pierde...
En definitiva hemos creado un Estado artificial en el que la MONEDA está sobre EL COMPROMISO SOCIAL...
Nada nuevo, la mayoría de los hombres son seres mal ubicados..., como okupas consentidos, sobreviven sobre un declive “organizado” por minorías potentes segregadas de la realidad social; no importa el hombre sino sus beneficios.
Por eso, ser PRESIDENTE en España es simplemente un manto dorado; engañosa vestimenta de EGÓLATRA, ENDIOSADO, CONOCEDOR DE QUE EL HOMBRE ES POLVO y EN POLVO SE CONVERTIRÁ... y, por eso, SON VIVIDORES DE PRESENTE SIN ILUSIÓN DE FUTURO.
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