Jamás pensé que llegaríamos a esta situación política, porque siempre hubo más o menos entendimiento entre los partidos, defendiendo la constitución que tantos años de tranquilidad nos ha dado, y pensando en el bienestar de todos españoles, de la sociedad en su conjunto con sus discrepancias y afinidades, respetando la idiosincrasia de las distintas regiones (comunidades) con sus tradiciones y lenguas, sin imposiciones. Todo lo que se impone y oculta no es bueno, solo para las personas que lo ejecutan.
Una empresa que surge de unos inicios pequeños y como todo principio con dificultades y problemas, pero se va aprendiendo de los errores modificando e incluso cambiando los protocolos, va creciendo paulatinamente hasta llegar a ser grande e incluso internacional, esto se consigue con constante esfuerzo, una buena gestión económica del empresario que lo inicia y trabajo digno para sus empleados. En España tenemos ejemplos muy buenos como Zara y Mercadona. El país es una gran empresa, que tomen nota los gobernantes.
El poder, la soberbia, la autocracia, la ausencia de dignidad, moral y ética son los peores elementos para llevar a buen término la gestión de un país que fue levantado de una guerra civil, que lo dejó diezmado, por unas generaciones que sin tener medios, se esforzaron para salir adelante, dar estudios a sus hijos formando una sociedad en valores y respeto, empresas variopintas que daban trabajo estable a un gran número de personas pudiendo formar familias más o menos felices. Había tranquilidad social. El renacer por una transición ejemplar de dictadura a democracia, reconocida a nivel mundial. Una constitución llevada a cabo por políticos con altura de miras, limaron asperezas pensando en el bien del país más que en el propio, que nos siguió dando bien estar social.
Así ha transcurrido la vida “grosso modo” en este país durante más de 70 años, con sus luces y sus sombras pero en un “entente cordiale” que nos hacía disfrutar de la vida sin sobresaltos.
De varias generaciones trabajadoras y responsables nacieron otras con todo hecho, sin problemas, creyendo que todo se lo merecían por ser muy guais y si sumamos los nefastos sistemas educativos que venimos sufriendo varias décadas, pues tenemos generaciones abúlicas, sin esperanza de futuro, sin ambiciones, etc. Este totum revolutum es muy proclive a que los listillos de turno, trileros y demás, saquen tajada. Como dijo en su día Zapatero a su mujer cuando ganó las elecciones: “En este país cualquiera puede llegar a ser Presidente del Gobierno”, pues así estamos como estamos.
Es tal la magnitud de incongruencias, corrupción, intolerancias, rencores, soberbias, venganzas, faltas de dignidad y escrúpulos a los que este desgobierno que tenemos nos somete, quiere que aparezca como normal lo que no es y lo vayamos asimilando poco a poco, como el cuento de la rana y la olla de agua, que de estar entre los primeros países europeos, vamos junto al farolillo rojo.
No se puede pedir peras a un olmo ni pensar que personas sin preparación ni experiencia hagan algo positivo pensando en los demás, solo pueden limitarse a ser palmeros y arrimarse al sol que más calienta para no perder las prebendas que disfrutan, a esos habría que pedir explicaciones a quienes los eligen, pero los que tienen una preparación académica más o menos amplia y actúan igual que los anteriores, a mi modo de ver las cosas, tienen más delito pues demuestran su falta de dignidad y escrúpulos por mantenerse en el sillón.
Es triste saber que tenemos a la cabeza del gobierno a una persona narcisista, autócrata patológico diagnosticado por siquiatras, que se arrastra hasta lo inverosímil como pérfido reptil con personas que no quieren a España y piden la independencia, que ha dividido a la sociedad en buenos y malos a su antojo, que pacta con terroristas aletargados que no han pedido perdón ni se arrepienten, todo para mantenerse en el poder y a ministros palmeros sin dignidad ni honradez.
Los gobiernos eficaces en vez de poner palos en las ruedas a los empresarios, deben darles toda clase de facilidades para que se establezcan aquí en vez de irse, pues son ellos los que pueden generar y dar puestos de trabajo que tanta falta hace. Es una falacia pensar que el gobierno es el que da trabajo, no es así, es el que tiene que poner las condiciones óptimas para que las empresas, grandes o pequeñas lo faciliten. El trabajo dignifica a las personas, las subvenciones las humillan y la falta de trabajo, más.
Me resisto a pensar que tenemos una democracia bananera pero lamentablemente las pruebas son irrefutables. El escritor y ensayista Alberto Bárcena en una conferencia que dio sobre los secretos de la masonería, da algunas claves para poder medio entender lo que nos está pasando.
Y yo que esperaba tener una vejez sosegada y tranquila ¡qué ilusa!
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