Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Republica Dominicana | Librerías | Callejero | Lectura | Tertulia | Literaria

El Baúl de don Manolo, un impulso a la cultura dominicana

El pequeño puesto de venta callejero es un lugar vibrante, donde las historias cobran vida y los libros encuentran nuevos hogares
Juan José Jurado Soto
lunes, 3 de marzo de 2025, 09:32 h (CET)

La semana pasada una noticia saltó a los informativos de la televisión y a la prensa de la República Dominicana: “una librería ambulante de segunda mano era retirada por el Ayuntamiento del parque donde, desde hacía 3 años, realizaba una admirable labor”. Por suerte, gracias al fuerte apoyo de la ciudadanía, prevaleció la sensatez y la razón, quedando todo en un mal entendido y resolviéndose satisfactoriamente el asunto.


20250301 094923


Este incidente, además de evidenciar cómo la desafortunada decisión política de una persona puede perjudicar a miles de ciudadanos, ha descubierto la inspiradora historia de un jubilado gallego en la República Dominicana. Una historia que invita a la reflexión y es todo un ejemplo de búsqueda de la felicidad, de inquietud y de gratitud.


Hace más de una década, José Manuel Ramas Ramírez, Manolo para los amigos, dejó su cómoda vida y, dando un salto desde la imponente Costa da Morte a los serenos mares del Caribe, voló de A Coruña a Santiago de los Caballeros, la segunda ciudad más poblada de la República Dominicana con más de un millón de habitantes. A pesar de lo mucho que ama su tierra, emprendió un incierto cambio y se estableció, junto a su esposa dominicana, en esta luminosa y alegre ciudad tropical, que le acogió con los brazos abiertos.


Pero el espíritu inquieto de Manolo no le iba a permitir instalarse en una rutina cómoda y predecible, así que pronto empezó a realizar placenteras actividades de ocio para ocupar su tiempo. Aunque, para él, eso no era suficiente. Como entusiasta y compulsivo coleccionista (soldaditos de plomo, comic…), un día fue a una pequeña feria de libros con la intención de deshacerse de algunos de sus álbumes ilustrados. Ese día descubrió la gran demanda y necesidad de libros existente en la ciudad.

Pensó que, de alguna manera, era el momento de devolver a Santiago lo mucho que la ciudad le estaba dando. Habló con el Ayuntamiento sobre la posibilidad de poner un pequeño puesto en la calle para vender algunos libros de segunda mano. La respuesta del consistorio fue magnífica; no solo le permitieron vender en la calle, también le agradecieron reiteradamente que fomentara la cultura en su ciudad.


Pronto, el espíritu emprendedor y la radiante ilusión de Manolo, haciendo valer su experiencia organizadora como Teniente Coronel de intendencia, tejió un plan para conseguir libros con el fin de venderlos al precio más bajo posible. Así nació El Baúl de don Manolo y así este gallego incansable se convirtió en bibliopola, es decir, librero.


La peculiar librería de segunda mano, cuyo objetivo inicial fue cubrir una necesidad patente, ha ido creciendo a lo largo de los años, en respuesta a la demanda de sus clientes. Primero con libros enviados por amigos, después con proveedores de España. Tuvo que cambiar su pequeño auto por una furgoneta de segunda mano para poder transportar los libros. Empezó con un pequeño puesto en el céntrico Parque Duarte, un día a la semana; después amplió el número de mesas y de puntos de venta (centro comercial Colinas Mall y campus de la Universidad Estatal). Una manera de hacer llegar sus libros a lectores variados, con edades y gustos muy diferentes.


Manolo no solo creó una simple librería, sino que estableció un curioso negocio donde lo primordial no es el interés comercial y donde sus objetivos son más bien de tipo filantrópico. El profesor de universidad y escritor dominicano Eugenio Camacho lo deja claro en su artículo “Manolo, el buquinista”: “en nuestro país nadie se ha hecho rico vendiendo libros usados”.


El pequeño puesto de venta callejero creado por Manolo es un lugar vibrante, donde las historias cobran vida y los libros encuentran nuevos hogares. Un rincón donde descubrir ejemplares raros, descatalogados u originales a unos precios al alcance de todos. Un planteamiento que ha permitido que muchos santiagueros adquieran obras que difícilmente habrían podido conseguir de otro modo.

Y no solo eso, también ha favorecido un espacio de tertulia donde las personas intercambian impresiones tras disfrutar de las lecturas. De esta forma, la librería de El Baúl de don Manolo ha logrado reconstruir alrededor del libro la sociabilidad que se está perdiendo en nuestro tiempo.


Convencido de que los libros son cultura y fuente de conocimientos y de que una sociedad sin libros y sin librerías es una sociedad que cultiva la ignorancia y la mediocridad, el deseo de Manolo es hacer llegar sus libros al mayor número de personas posible. Gracias a su carácter afable, simpático y cercano ha conseguido hacerse con una clientela, tanto de la ciudad como de otros lugares. Son muchos los que le piden recomendaciones literarias o consejos para iniciarse en el mundo de la lectura. En ocasiones regala libros, los cambia o permite que los clientes se los lleven y que se los paguen como puedan y cuando puedan, algo que les extrañaba y a lo que no estaban acostumbrados. Él siempre comenta que nunca ningún cliente le ha dejado de pagar lo que le debía. Para Manolo su mayor satisfacción es ver la cara de alegría y felicidad del que se va de su puesto con un libro buscado y deseado.


Esta forma de regentar un negocio, donde lo menos importante es hacer negocio, ha llevado a que Manolo se gane el cariño y el respeto de toda la comunidad local y a valorar su librería callejera como un lugar de encuentro enriquecedor. Manolo cree que ser librero es un privilegio por el tipo de clientes que atiende. El escritor del Siglo de Oro Cristóbal Suárez de Figueroa (1571-1644) afirmó que la profesión de librero es honrosa y noble, “siempre en compañía de personas virtuosas y doctas”.


Manolo ya ha llevado más de 10.000 libros a la Republica Dominicana, pero su espíritu emprendedor no descansa y paralelo al crecimiento de la librería, también germinan nuevas propuestas en su cabeza: una feria del conocimiento, encuentros literarios, sesiones de lectura colectiva o talleres de escritura. Unos eventos que fortalecerían aún más los lazos de la comunidad y convertirían a El Baúl de don Manolo en un nexo cultural que podría ser clave para la ciudad de Santiago.


Después de unos años ejerciendo esta labor de bibliópola, Manolo cree haber acertado al cambiar de residencia y de ocupación, y piensa que no solo ha revitalizado su ilusión, sino también su salud y su espíritu, confirmando que “cuanto más das, más recibes”. La historia de Manolo es un testimonio del poder de los sueños y la determinación. En lugar de conformarse con una tranquila jubilación, eligió seguir sus pasiones y enriquecer la vida de los que le rodean. El Baúl de don Manolo no es solo una librería, también es un Faro (tan colosal como el de Hércules) de esperanza y optimismo, demostrando que nunca es tarde para empezar de nuevo, cumplir un sueño y hacer algo positivo que marque la diferencia en este mundo.

Noticias relacionadas

Los 'nicas' somos especiales, en nada difícil quedamos atrás. Disponemos de uno de los himnos nacionales ser uno de los breves de los países en el mundo. Es todo un salmo litúrgico. Su letra es obra del insigne maestro leones Salomón Ibarra Mayorga. Su solemnidad, su brevedad y su concisión es toda una enseña de orgullo triunfal.

Las gentes de la posguerra, entre los que me encuentro, teníamos un pobre conocimiento del sentir andaluz. Vivíamos en medio de la exaltación de España especialmente como “una”. A lo largo de los años, este concepto ha ido cambiando progresivamente. Pronto empezamos a descubrir cómo otras regiones comenzaban a sacar la cabeza y a considerarse superiores a los demás. Una tendencia geográficamente dirigida de norte a sur. Los andaluces también teníamos derecho.

El pasado 28 de febrero de 2025, Día de Andalucía, a través de la pantalla de televisión, tuve dos sensaciones bien distintas. Por la mañana, en Canal Sur, vi la “Gala 28F” con la entrega de Medallas y nombramientos de Hijos Predilectos de Andalucía a los premiados de este año. Debo confesar que el acto resultó enormemente atractivo por su sencillez y emoción.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto