Acabaré estas columnas sobre lo poco que puede ofrecer la izquierda política a nuestro país con el último de sus horrorosos cinco mandamientos. Este quinto mandamiento es tratar de imponer siempre la propia opinión y la propia doctrina acusando al adversario de derechas de ser incapaz de diálogo por no aceptar su imposición.
Por ejemplo, Zapatero se cargó sin diálogo el Plan Hidrológico, e impuso la dación sin pago de una tele a sus amigos de La Sexta, la ampliación del aborto legal, el matrimonio homosexual, la negociación con la banda terrorista ETA y la inhumación intelectual del caso 11-M, entre otras muchas.
Cuando la izquierda política se encuentra en la oposición (donde debería estar siempre, por los siglos de los siglos), su forma de subsistir dentro de lo que es el conglomerado de la política, es acusar a las derechas, con malas artes y con poca elegancia política, de falta de diálogo, dictadura y soberbia cuando no de cargarse el Estado de Derecho con reformas que no merecen ser defendidas ni en los juzgados... ¿Por qué? Porque la izquierda posee “bajo su jurisdicción” una mafiosa asociación de jueces denominada “Jueces para la Democracia”.
Acabando con el tema de estos mandamientos, todos se resumen en uno: lo que no es de izquierdas no tiene derecho a existir y no debe existir, y en ello hay que estar de manera militante y disciplinada por siempre jamás. ¡Deleznable! FIN...
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