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Los que engrosan las colas del paro, indirectamente han generado una crisis de tal dimensión que han acojonado a los que tienen un arsenal de armas como para destruir el mundo mientras se toman el té de la tarde, a los que tienen una hegemonía económica y militar para abrir o cerrar mercados donde quieran y tienen un contable de máxima fiabilidad para llevar sus cuentas: el Fondo Monetario Internacional.
Acabaré estas columnas sobre lo poco que puede ofrecer la izquierda política a nuestro país con el último de sus horrorosos cinco mandamientos. Este quinto mandamiento es tratar de imponer siempre la propia opinión y la propia doctrina acusando al adversario de derechas de ser incapaz de diálogo por no aceptar su imposición.
Sigamos donde lo dejé ayer, con esos mandamientos de la casposa izquierda de hoy: el tercer mandamiento es llamar fascistas, retrógrados, gentuza de extrema derecha y estéticamente espantosos a todos aquellos que no estén de acuerdo con las doctrinas, ideas, estrategias o conductas de izquierdas.
Los mandamientos de la santa madre izquierda son cinco, como los de la Iglesia, pero bien distintos. Son mandamientos porque son ordenados por la superioridad sin que se sepa bien cómo y por qué, pero afectan prodigiosamente al comportamiento de millones de personas en toda España y en el resto del mundo.
El editorial de La Mañana (24/06/2024) se cierra con estas palabras: “Según la Media Luna Roja, que difundió estas imágenes, los israelitas impidieron que los equipos de la organización prestasen los primeros auxilios a esta persona. Ya son demasiados ejemplos de vulneración de los más elementales derechos humanos. Incluso las guerras tienen normas”.
No existe el Estado perfecto. Al igual que la Iglesia, el Estado debe encontrase en un estado permanente de reforma para conseguir que la justicia que engrandece a la Nación no sea una palabra vacía de contenido.
En una de estas encuestas que tanto cunden en la actualidad, unos entrevistadores preguntan a los católicos de la América Latina: ¿Cuál mandamiento de la Ley de Dios le parece más difícil de cumplir? Uno se queda pasmado de los resultados y no puede evitar una sonrisa sarcástica al comprobar lo poco consecuentes que solemos ser cuando se trata de reconocer nuestras carencias, de admitir que no somos tan buenos como nos creemos.
Con este artículo y el anterior hemos dado un repaso a los diez mandamientos, muy útil para un examen de conciencia.
En mi artículo de la semana pasada hice algunas reflexiones para estos días de confinamiento y para toda nuestra vida, con los primeros cinco mandamientos de la ley de Dios. Hoy sigo mis reflexiones con los otros cinco.
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