Familias haitianas desplazadas por la violencia en los barrios donde vivían se refugian en una escuela. Cientos de miles de personas están en esa situación que requiere asistencia humanitaria urgente y la ONU prevé un puente aéreo para llevar ayuda a un territorio en gran parte controlado por pandillas armadas. Imagen: Antoine Lemonnier / OIM
NACIONES UNIDAS – Las agencias de las Naciones Unidas establecerán un puente aéreo para llevar ayuda al pueblo haitiano desde su vecina República Dominicana, según ha anunciado el Buró Integrado de la ONU en Haití (Binuh).
“Este puente aéreo garantizará la entrega fluida de ayuda humanitaria y apoyo a Haití, y facilitará el movimiento de nuestro personal dentro y fuera del país”, expresó en un comunicado Mathias Gillmann, portavoz del Binuh.
La ONU justifica este recurso por “los desafíos logísticos cada vez más complejos que representan los viajes hacia y desde Haití”, envuelto en un caos marcado por la violencia que han desatado decenas de pandillas fuertemente armadas.
Durante semanas la capital haitiana, Puerto Príncipe, ha estado sumida en la violencia, incluidos enfrentamientos entre policías y bandas que atacan sitios como el palacio presidencial, aeropuertos, comisarías y prisiones, además de controlar barrios enteros, servicios esenciales, el comercio, y el desplazamiento de las personas.
A finales de febrero las pandillas asaltaron dos cárceles, liberaron a unos 4000 presos, y desde entonces más de 15 000 familias abandonaron sus hogares en busca de refugio, una situación en la que ya estaban más de 360 000 personas cundo se inició la nueva ola de protestas, desórdenes y violencia.
En ese contexto renunció el jefe del ejecutivo, el primer ministro Ariel Henry, y una reunión de la Comunidad del Caribe (Caricom), donde participa Haití, dio luz verde a la constitución de un gobierno colegiado, de siete miembros.
La constitución de ese gobierno provisional se espera para los próximos días, con delegados de seis grupos políticos y un representante empresarial, y una de sus tareas será acelerar preparativos para el despliegue una fuerza internacional que ayude a la desbordada policía local a contener la violencia.
Entretanto, la situación de caos y violencia profundiza la crisis humanitaria que vive el país caribeño de 27 800 kilómetros cuadrados y 11,5 millones de habitantes, de los cuales casi la mitad necesita ayuda con urgencia, según las Naciones Unidas.
Las agencias humanitarias de la ONU reiteraron que mantendrán la asistencia posible a las comunidades haitianas, y Gillmann dijo que “estamos reconfigurando nuestra presencia sin dejar de estar plenamente comprometidos”.
Parte del personal de la ONU será temporalmente reasentado fuera de Haití mientras otros equipos de refresco llegarán al país para continuar las labores “en condiciones extremadamente difíciles”, subrayó Gillmann.
Desde comienzos de este año se han registrado más de 400 incidentes debidos a la violencia -más de 70 en la primera semana de marzo- que obstaculizan el acceso en todo el país de los equipos con ayuda humanitaria para la población.
Entre esos incidentes destacan el cierre del aeropuerto capitalino –situación que dejó varado en Puerto Rico al renunciante primer ministro Henry-, sabotajes en el puerto, y cierre de escuelas e instalaciones de salud en Puerto Príncipe, una ciudad de 1,2 millones de habitantes controlada entre 70 y 80 % por las pandillas.
El 13 de marzo pudo partir desde Puerto Príncipe el primer barco con ayuda, para llevar al puerto de Miragoâne, en el suroeste de la isla, ocho camiones cargados de medicamentos y material sanitario para 80 centros de salud, lo que no pudo hacerse por vías terrestres que están controladas por bandas armadas.
Las agencias de la ONU estiman que este año se necesita ayuda humanitaria por unos 674 millones de dólares para 5,5 millones de personas en Haití, y hasta ahora solo se ha financiado 2,6 %, es decir, 17,7 millones de dólares.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha advertido de que 1,4 millones de personas en Haití están al borde de la hambruna. Muchos de quienes compraban alimentos ahora no pueden hacerlo porque deben resguardarse de la violencia en vez de ir a trabajar, y el costo de la comida se eleva en medio del caos.
A-E/HM - Fuente: IPS
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