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Haití ha vivido horas de tensión y nuevos episodios de violencia armada esta semana, con disparos que alcanzaron a un avión de pasajeros a punto de aterrizar en esta capital, mientras el Consejo Presidencial de Transición se aprestaba a ejecutar un polémico relevo de primer ministro.
La prolongada crisis de inseguridad y hambre que sufre Haití se está desarrollando en la sombra: setenta personas, entre ellas 10 mujeres y tres bebés, fueron asesinadas el pasado fin de semana, mientras que 45 viviendas fueron incendiadas. El repunte de la violencia se produce tras el anuncio de sanciones contra el líder de la banda Grand Gif, que tiene sitiado al país, y el anuncio de deportaciones masivas por parte de las autoridades de la República Dominicana.
La violencia desatada por bandas criminales, y las condiciones precarias de sobrevivencia, han forzado el desplazamiento de sus hogares a unas 700.000 personas en Haití, y la mitad de ellos son niños, según han indicado en diferentes informes agencias humanitarias de las Naciones Unidas.
Al menos 3661 personas fueron asesinadas este año en Haití, víctimas de la violencia desatada por las bandas criminales que azotan a ese país, según un informe emitido por la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh). La situación agrava los problemas arrastrados durante años en Haití, el país más pobre del hemisferio, de 28.000 kilómetros cuadrados y 11,5 millones de habitantes, de los que cerca de 4,5 millones están urgidos de ayuda humanitaria.
Un primer contingente de unos 200 efectivos policiales de Kenia, respaldado por las Naciones Unidas, ha desembarcado en Haití esta semana con la misión de combatir a las pandillas que han asolado al país caribeño y ayudar a la estabilidad de sus instituciones.
Niños sometidos a coacción, abusos y explotación integran entre el 30 y el 50 por ciento de los grupos armados que campean en el panorama de violencia que vive Haití, según un análisis del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). La agencia de la ONU estima que 90 % de la población de Haití vive en la pobreza y tres millones de niños siguen necesitando ayuda humanitaria urgente.
El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, reelegido el 19 de mayo con 57,5 por ciento de los votos válidos, tiene en el drama de su vecino Haití, y en el muro fronterizo que promueve entre ambos países, un desafío clave para la gestión que debe continuar durante los próximos cuatro años.
Los nueve integrantes del inédito Consejo Presidencial de Transición de Haití han jurado sus cargos y asumido la conducción de este país caribeño, asolado por la violencia de las bandas y una crisis humanitaria que demanda auxilio urgente para casi la mitad de sus 11,5 millones de habitantes.
La violencia protagonizada por bandas criminales en Haití ya se ha cobrado en lo que va de año más de 1400 vidas, según advierte el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, mientras se demora la formación de un nuevo gobierno que tome medidas para detener la matanza.
World Vision ha expresado su profunda preocupación por el aumento del hambre, el desplazamiento forzado y las limitaciones en el acceso a servicios médicos que sufren los niños y niñas haitianos tras la escalada de violencia de las últimas semanas.
Haití y Honduras han acaparado los titulares mundiales en las últimas semanas. El expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández acaba de ser condenado en un tribunal estadounidense por tráfico de drogas y podría enfrentar una pena de cadena perpetua. Por su parte, Haití es actualmente un país sin Gobierno: grupos armados se han unido contra el actual primer ministro de facto del país.
Las agencias de las Naciones Unidas establecerán un puente aéreo para llevar ayuda al pueblo haitiano desde su vecina República Dominicana, según ha anunciado el Buró Integrado de la ONU en Haití (Binuh). La ONU justifica este recurso por “los desafíos logísticos cada vez más complejos que representan los viajes hacia y desde Haití”, envuelto en un caos marcado por la violencia que han desatado decenas de pandillas fuertemente armadas.
Los gobiernos miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) y otros de América y Europa se abocaron este lunes a estructurar una solución de urgencia ante la inestabilidad política y la ola de violencia desatadas en Haití, ya presa de una grave crisis humanitaria.
La nueva ola de violencia que se registra en Haití profundiza la catástrofe humanitaria en ese país caribeño, tras vivir enero de 2024 como el mes más violento en dos años, según advierte el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk.
La violencia protagonizada por bandas y que el año pasado se cobró cerca de 4.800 vidas, ha llevado a Haití a un “punto crítico”, según ha advertido ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la enviada especial de la organización a ese país caribeño.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció la desaparición de un periodista y el secuestro de otro comunicador en Haití. La entidad condenó los actos de violencia y la inseguridad que mantiene a la prensa en situación de grave riesgo e hizo un llamado a la comunidad internacional a respaldar el trabajo de los periodistas locales.
Al menos 2439 personas murieron entre enero y agosto de este año en Haití, víctimas de la ola de violencia criminal que azota a ese país, por lo que urge el envío de una fuerza internacional que ayude a recuperar el orden, según ha planteado el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
República Dominicana y Haití vuelven a vivir el recalentamiento cíclico de sus fronteras. La particularidad de este diferendo radica en que agricultores haitianos decidieron unilateralmente crear un canal destinado a regar sus tierras, para mitigar la sequía en las pobres explotaciones agrícolas Maribaroux, afectando el curso natural del agua del río Masacre (también conocido como Dajabón) y las lagunas y humedales dominicanas cercanas a la obra.
Tres millones de niños y niñas, la cifra más alta jamás registrada, necesitan ayuda humanitaria urgente en Haití, según ha planteado, en una nueva llamada a la cooperación internacional, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Haití está en máximo nivel de alerta por hambre, y El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua suman “puntos críticos” de inseguridad alimentaria, según alertan 29 agencias de las Naciones Unidas en un informe sobre la expansión de esa calamidad en varias regiones del globo. Conflictos, eventos climáticos extremos y crisis económicas empujan a más comunidades a situaciones de hambre. La inseguridad alimentaria aguda aumenta en escala y gravedad en el mundo.
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