Haitianos desplazados por la violencia de las bandas criminales en Puerto Príncipe se refugian en una escuela. Cada vez más voces desde el sistema de Naciones Unidas reclaman urgencia en la conformación de un nuevo gobierno que encare la situación de inseguridad con la ayuda de una fuerza internacional. Imagen. Giles Clarke / Ocha
GINEBRA – La violencia protagonizada por bandas criminales en Haití ya se ha cobrado en lo que va de año más de 1400 vidas, según advierte el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, mientras se demora la formación de un nuevo gobierno que tome medidas para detener la matanza.
Türk dijo que, en ausencia de un gobierno operativo, “se ha producido un aumento espeluznante de los asesinatos y secuestros, a niveles nunca vistos en la historia reciente de Haití, así como una violencia sexual generalizada”.
“Es una catástrofe humanitaria para un pueblo ya exhausto”, agregó Turk, en un mensaje dirigido al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en esta ciudad suiza.
Según la oficina de Türk (Acnudh), solo entre el 1 de enero y el 20 de marzo de este año 1434 personas murieron y otras 797 resultaron heridas en violencia relacionada con pandillas en todo el país. A lo largo de 2023 hubo 4451 muertos y 1668 heridos.
Las pandillas utilizan la violencia sexual para brutalizar, castigar y controlar a la población. Las mujeres han sido violadas por miembros de pandillas durante ataques en los barrios, a menudo después de ver a sus parejas asesinadas ante sus ojos.
Las pandillas continúan reclutando y abusando de niños y niñas, quienes no pueden abandonar sus filas por temor a represalias, lo que en ocasiones ha llevado al asesinato de jóvenes pandilleros que intentan escapar.
La vida cotidiana también se ve obstaculizada por las restricciones de las pandillas al movimiento de personas, bienes y servicios.
Debido a la violencia, hasta 53 000 personas abandonaron el pasado marzo sus hogares en la capital, Puerto Príncipe, sumándose a los 360 000 desplazados internos que tienen necesidades apremiantes de alimentos y otros servicios, según las agencias del sistema de Naciones Unidas.
Cerca de la mitad de la población en este país de 28 000 kilómetros cuadrados y 11,5 millones de habitantes está necesitada de asistencia humanitaria, y 1,6 millones de personas enfrentan riesgo de desnutrición aguda, según las agencias de la ONU.
Tras algunos días de aparente calma, la violencia retornó en las primeras jornadas de abril a Puerto Príncipe y a otras ciudades, con ataques y tiroteos que dejaron varios muertos cerca del palacio presidencial, el aeropuerto -las aerolíneas comerciales suspendieron sus operaciones-, el hospital universitario y otras edificaciones vitales.
Los gobiernos de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia y México evacuaron a sus nacionales desde Haití y apenas mantienen el personal esencial en sus embajadas.
Decenas de pandillas controlan cuatro quintas partes de la capital y se han extendido a zonas de provincia. Varios grupos iniciaron en febrero ataques a instalaciones públicas para exigir la renuncia del gobierno, en manos del primer ministro Ariel Henry desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021.
Henry renunció hace cuatro semanas para dar paso a una presidencia colegiada de siete miembros –seis representantes de grupos políticos y un empresario- que debe estructurar un nuevo gobierno pero cuya conformación se demora.
“La población haitiana ya no puede esperar”, dijo Türk, y añadió que “es hora de poner fin al estancamiento político, reconstruir urgentemente la estabilidad y la seguridad y dar a los haitianos la esperanza que desesperadamente necesitan”.
Una tarea central de las nuevas autoridades será preparar y facilitar el despliegue de una fuerza armada multinacional que respalde a la policía haitiana –desbordada por las bandas- en recuperar progresivamente la seguridad y el control del territorio, una tarea reconocida como muy difícil por todos los actores involucrados.
Esa fuerza, con luz verde del Consejo de Seguridad de la ONU, estaría integrada por efectivos de países africanos –posiblemente liderados por Kenia- y se sumarían algunos uniformados de países de la Comunidad del Caribe, que reúne a los países anglohablantes del área más Haití y Suriname.
Türk también mencionó la necesidad de que la comunidad internacional tome medidas más enérgicas para impedir el suministro, la venta, el desvío o la transferencia ilícitos a Haití de armas ligeras, pequeñas y municiones.
“Eso requiere una estrecha cooperación con la misión multinacional de apoyo a la seguridad cuyo despliegue espero que sea inminente”, concluyó Türk.
A-E/HM - Fuente: IPS
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