La vida cotidiana se abre paso en Haití aún en medio del clima de violencia en el que campean las pandillas criminales. Unicef señala con preocupación que son niños, reclutados a veces bajo coacción contra sus familias, muchos de los integrantes de esos grupos armados. Imagen: Giles Clarke / Ocha
NACIONES UNIDAS – Niños sometidos a coacción, abusos y explotación integran entre el 30 y el 50 por ciento de los grupos armados que campean en el panorama de violencia que vive Haití, según un análisis del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, dijo que “los niños de Haití están atrapados en un círculo vicioso de sufrimiento. Se ven empujados a unirse a los grupos armados por pura desesperación, que incluye una violencia espantosa, la pobreza y el colapso de los sistemas que deberían protegerlos”.
La agencia de la ONU estima que 90 % de la población de Haití vive en la pobreza y tres millones de niños siguen necesitando ayuda humanitaria urgente, en medio de una persistente fragilidad social, económica y política causada por la violencia que ha sumido en el caos a varias zonas del país.
La crisis en ese país caribeño de 27.755 kilómetros cuadrados y 11,5 millones de habitantes -algo más de un millón en Puerto Príncipe, la capital- se agravó después del asesinato en julio de 2021 del presidente Jovenel Moïse.
En lo que va de 2024, la violencia se ha intensificado, con más de 2.500 personas muertas, heridas o secuestradas. La ONU ha verificado más de 400 violaciones graves contra niños.
Las pandillas -algunas agrupadas en coaliciones- han controlado la mayor parte de la capital, accesos carreteros, áreas de provincia, asaltado cárceles para liberar a miles de presos, y durante meses bloquearon el principal puerto y aeropuerto del país.
Al mismo tiempo, las familias siguen siendo desplazadas internamente a causa de la violencia, y más de 180.000 niños se encuentran ahora desplazados internamente, según Unicef, intensificando la crisis humanitaria en que está sumido el país.
Agencias de la ONU estiman que 4,4 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente y hasta 1,6 millones se enfrentan a niveles de inseguridad alimentaria aguda.
Las últimas estimaciones muestran que más de medio millón de niños en Haití viven en barrios controlados por grupos armados, lo que los expone a un mayor riesgo de violencia y reclutamiento infantil.
Con frecuencia, los niños se ven obligados a unirse a los grupos armados como medio para mantener a sus familias o debido a amenazas contra ellos mismos o sus allegados, según advierte Unicef.
Además, muchos niños se unen a los grupos después de haber sido separados de sus seres queridos, como medio de supervivencia y protección.
Russell detalló que los grupos armados utilizan a los niños para diferentes tareas, como cocineros, limpiadores, “esposas”, o vigías en sus operaciones.
“Pero lo que estos niños tienen en común es la pérdida de la inocencia y de la conexión con sus comunidades. El impacto en cada niño afectado es una tragedia que exige una acción urgente”, añadió Russell.
La responsable de Unicef enfatizó que se debe dar prioridad a su protección y bienestar, lo que incluye poner fin de forma segura a la conexión con los grupos armados, garantizar su reintegración en la sociedad y facilitar el acceso seguro a servicios y ayudas esenciales.
El reclutamiento y la utilización de niños por parte de grupos armados constituye una grave violación de sus derechos, y el alistamiento de menores de cualquier edad en grupos armados es una clara violación del derecho internacional.
En Haití una presidencia colegiada designó esta semana a Garry Conille, quien fue durante varios años director regional de Unicef, como nuevo primer ministro, un cargo que ya desempeñó durante algunos meses de 2011 y 2012.
El nuevo gobierno tiene entre sus tareas preparar el terreno para que se despliegue en el país una fuerza internacional que contribuya a desmontar el poder de las pandillas.
A-E/HM - Fuente: IPS
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