Los nueve miembros de la presidencia colegiada de Haití se juramentaron este jueves 25 de abril en el Palacio Nacional. Una tarea central del nuevo gobierno será preparar el despliegue de una fuerza multinacional que ayude a contener la violencia desatada por decenas de pandillas criminales. Imagen: Péguy Jean / Rrss
PUERTO PRÍNCIPE – Los nueve integrantes del inédito Consejo Presidencial de Transición de Haití han jurado sus cargos y asumido la conducción de este país caribeño, asolado por la violencia de las bandas y una crisis humanitaria que demanda auxilio urgente para casi la mitad de sus 11,5 millones de habitantes.
De madrugada, en el Palacio Nacional y mientras en el cercano barrio Bel Air resonaban disparos debidos a la presencia callejera de las pandillas, juraron los nueve integrantes, siete con derecho a voto –en representación de seis grupos políticos y el empresariado- y entre ellos una mujer, la ingeniera agrónoma Régine Abraham.
Ante un reducido público se cumplió la ceremonia de investir a Agustín Smith, Louis Gérald Gilles, Fritz Alfonso Jean, Edgard Leblanc hijo, Laurent Saint-Cyr, Emmanuel Vertilaire, Leslie Voltaire, Régine Abraham y Frinel Joseph.
En paralelo con la instalación de la presidencia colegiada, cuyo período en funciones tendrá como límite el 7 de febrero de 2026, se oficializó la renuncia del ex primer ministro Ariel Henry y su reemplazo interino por el economista Michel Patrick Boisvert, a la espera de que el Consejo conforme un nuevo gobierno.
Henry dirigió el Ejecutivo desde que en julio de 2021 fue asesinado el presidente Jovenel Moïse, y su renuncia fue exigida no solo por grupos políticos, sino por las bandas más beligerantes desde finales del pasado enero, al evidenciarse que no se produciría un prometido nuevo gobierno en la fecha prometida, 7 de febrero.
Desde Los Ángeles, Estados Unidos, donde se encuentra, Henry dirigió un mensaje confirmando su decisión de retirarse del cargo y de todas las responsabilidades ministeriales, firmado bajo su habitual eslogan “Haití renacerá”.
Haití, el país más pobre del hemisferio, ha sufrido inestabilidad política durante décadas y desde hace años es víctima de decenas de pandillas que controlan gran parte de esta capital, accesos a carreteras, puerto y aeropuerto, con armas y recursos obtenidos a base de crímenes, narcotráfico, secuestros, robos y otros delitos.
Al arreciar la actividad criminal y el desorden político, intervino la Comunidad del Caribe (Caricom), mayormente de países de habla inglesa y que también asocia a Haití y Suriname, a instancias de otros gobiernos de América y Europa.
El 11 de marzo una reunión de la Caricom en Kingston, más representantes de Brasil, Canadá, Estados Unidos, Francia y México, pactó la renuncia de Henry y la conformación de la presidencia colegiada, a cargo de preparar el terreno para desplegar una fuerza multinacional que ayude a contener la violencia desbordada.
Para conformar el nuevo Consejo se requirieron semanas de negociaciones sobre desacuerdos entre los grupos políticos, el gobierno saliente y las dudas sobre la legalidad y normas de proceder para una presidencia colegiada.
En el Consejo tendrán derecho a voto los delegados de partidos y del empresariado, y solo voz quienes representan a la sociedad civil y grupos religiosos.
Entre enero y marzo, según el Buró Integrado de las Naciones Unidas para Haití (Binuh), al menos 2505 personas murieron o resultaron heridas como resultado de la violencia relacionada con las pandillas, un aumento de 53 % en comparación con el trimestre anterior, octubre a diciembre de 2023.
En febrero, las pandillas llevaron a cabo ataques coordinados contra instituciones públicas e infraestructura estratégica en la capital. Más de 4600 reclusos escaparon de las dos prisiones principales, al menos 22 comisarías y otros edificios policiales fueron saqueados o quemados, y 19 agentes murieron o resultaron heridos.
En medio del panorama de violencia, con tiroteos y asedio de bandas sobre instalaciones portuarias, el aeropuerto capitalino y accesos viales, las agencias humanitarias de las Naciones Unidas han tratado de desplegar asistencia en salud y alimentación, principalmente.
De los 11,5 millones de habitantes en este país de menos de 28 000 kilómetros cuadrados, unos 4,5 millones necesitan ayuda humanitaria urgente, según Binuh, entre ellos los 400 000 que huyeron de sus hogares, sobre todo en esta capital, tratando de escapar del asedio y las amenazas de las pandillas.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha dado luz verde al envío de misión armada multinacional -nutrida en primer lugar con más de 1000 efectivos de Kenia y otros países africanos- para que se despliegue en Haití en apoyo a la Policía Nacional contra las bandas, pero esa fuerza internacional aún no se ha conformado.
A-E/HM - Fuente: IPS
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