Un nuevo informe de World Vision revela disparidades extremas en la asequibilidad de los alimentos, mientras millones de personas siguen atrapadas en el hambre. Los datos del estudio, titulado Price Shocks 2025, muestran que los elevados precios de los alimentos siguen sumiendo a las familias vulnerables en el hambre, a pesar de los signos de estabilización de los precios en las naciones más ricas. El informe, que analiza el coste de los alimentos en 77 países, pone de relieve el agravamiento de la crisis en las regiones afectadas por conflictos y vulnerables al clima, donde los alimentos siguen siendo inasequibles para millones de personas.

Según las últimas conclusiones, en 16 países se necesita más de una semana entera de trabajo para poder comprar una cesta básica de alimentos. Casi 300 millones de personas en todo el mundo padecen hambre aguda, y la gran mayoría vive en zonas de conflicto y economías frágiles. Mientras tanto, en países como Burundi y Sudán, el coste de los alimentos esenciales se ha disparado, obligando a las familias a tomar decisiones imposibles entre comer, la atención sanitaria o la educación.
“El mundo está sufriendo una pandemia de hambre”, afirma Amanda Rives, directora de Gestión de Catástrofes de World Vision. "Para millones de familias, los alimentos no sólo son caros, sino que están fuera de su alcance. Ningún niño ni niña debería acostarse con hambre en un mundo que produce alimentos más que suficientes para todos".
Principales conclusiones del informe 2025:
Los precios de los alimentos siguen siendo alarmantemente altos en los países más pobres. En Burundi, una persona media debe trabajar 47 días para poder comprar 10 alimentos básicos, la cifra más alta registrada en el estudio. En Sudán, el tiempo de trabajo necesario ha aumentado un 42% desde el año pasado.
Creciente desigualdad mundial en el acceso a los alimentos. En España se tarda sólo 2,8 horas y en Alemania 1,5 en comprar una cesta básica de alimentos, mientras que en la República Centroafricana se necesitan 30 días. Esta cruda división pone de manifiesto el impacto desproporcionado de la inflación y la inestabilidad económica en los países de renta baja.
La crisis del hambre se agrava en el caso de la infancia. 36 millones de niños y niñas menores de cinco años están gravemente desnutridos en 32 países, lo que les expone a un riesgo extremo de enfermedad y muerte.
La ayuda es insuficiente. En 2024, sólo se financió el 47% de la ayuda alimentaria humanitaria necesaria, dejando a millones de personas sin apoyo.
Los conflictos, el cambio climático y la inestabilidad económica impulsan el hambre
El análisis de World Vision identifica los conflictos, el cambio climático y la inestabilidad económica como los principales impulsores del aumento de la inseguridad alimentaria. La guerra en Sudán, las prolongadas sequías en el Cuerno de África y las consecuencias económicas de la inflación mundial han contribuido a empeorar la situación. Los países dependientes de la agricultura y las importaciones se han visto especialmente afectados, con un aumento interanual de los precios de los alimentos de hasta el 50% en algunas regiones.
“Estamos en un punto de ruptura”, afirma Rives. “Los gobiernos y la comunidad mundial deben cumplir los compromisos adquiridos y actuar ya para aumentar la ayuda alimentaria, apoyar a los pequeños agricultores e invertir en soluciones a largo plazo para evitar que millones de personas más caigan en la hambruna”.
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