
Distribución de ayuda del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas en la provincia de Abyan, en el sur de Yemen. La interrupción de la ayuda internacional de Estados Unidos afecta los programas de asistencia humanitaria en ese país de la península arábiga devastado por años de guerra entre fuerzas chiítas y sunitas, y peligran la alimentación, salud y vida de millones de personas. Imagen: Mahmoud Fadel / PMA
LONDRES – La interrupción repentina de la ayuda estadounidense agrava la crisis humanitaria en Yemen, y pone millones de vidas en peligro, según advierte en un informe la organización Amnistía Internacional (AI).
Diala Haidar, investigadora de AI sobre Yemen, afirmó que “la interrupción repentina e irresponsable de la ayuda estadounidense tendrá consecuencias catastróficas sobre los grupos más vulnerables y marginados de Yemen, incluidas las mujeres y las niñas, los menores y las personas internamente desplazadas”.
“A menos que Estados Unidos restablezca de inmediato el financiamiento suficiente para prestar ayuda de primera necesidad y garantice un rápido desembolso de fondos, la situación humanitaria en Yemen, ya devastadora, se deteriorará aún más y millones de personas se quedarán sin el apoyo que tanto necesitan”, dijo Haidar.
Agregó que “otros Estados donantes también deben actuar urgentemente para cumplir sus obligaciones en materia de derechos humanos, en concreto proporcionar asistencia humanitaria y apoyar los derechos humanos en Yemen”.
Tras años de conflicto y crisis agravadas en Yemen, se estima que 19,5 millones de personas —más de la mitad de la población en ese país al sur de la península arábiga— dependen de la ayuda.
Yemen es el escenario de la quinta mayor crisis de desplazamiento a escala global, estimada por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en 4,8 millones de personas, en su mayoría mujeres y menores.
En los últimos cinco años, durante el primer mandato (2017-2021) del presidente estadounidense Donald Trump y el de Joe Biden (2021-2025), Estados Unidos fue sistemáticamente el mayor donante de Yemen, y en 2024 aportó 768 millones de dólares de ayuda, la mitad del plan de respuesta humanitaria.
Pero la decisión de Trump, de nuevo en la presidencia, de dejar de financiar la ayuda de su país, ha provocado la interrupción de servicios de asistencia y protección de primera necesidad, en alimentos, en el tratamiento de la desnutrición en niños y niñas, mujeres embarazadas y madres lactantes, y en albergues seguros.
Yemen -528 000 kilómetros cuadrados, 35 millones de habitantes- padece desde hace 10 años una guerra entre las fuerzas hutíes, de confesión islámica chií que dominan el norte y la capital, Saná, y las del gobierno, desplazado al puerto de Adén, al sur, que se apoya en la población de la rama suní del islam.
Varias potencias han apoyado a uno u otro bando, y de manera destacada Arabia Saudí que respalda al gobierno en Adén, mientras que Irán apoya a la formación hutí en Saná.
Después de que estalló la guerra en la Franja de Gaza, los hutíes han lanzado ataques en solidaridad con la causa palestina contra territorio israelí, y contra barcos que transportan petróleo u otras mercancías hacia Israel o sus aliados y transitan frente a las costas yemeníes en el mar Rojo.
Estados Unidos, Israel y Gran Bretaña han replicado con bombardeos a posiciones hutíes, y recientemente el presidente Trump ordenó intensificar esos ataques. Washington designó a los hutíes como organización terrorista extranjera.
En ese contexto, también Estados Unidos suspendió gran parte de la ayuda internacional que ha prestado durante décadas a decenas de países y organizaciones en todo el mundo a través de su agencia para el desarrollo internacional (Usaid).
Haidar dijo que “las medidas de Estados Unidos dirigidas contra las autoridades hutíes de facto deberían prever exenciones claras y efectivas paralas operaciones de ayuda humanitaria y el suministro de artículos de primera necesidad”.
“La población de Yemen, hambrienta, desplazada y exhausta por la violencia, vivía ya una de las crisis humanitarias más graves del mundo. La escalada de las fuerzas armadas en Yemen, junto con la suspensión de la ayuda estadounidense, agravará el desastre humanitario”, insistió Haidar.
También Pauline Chetcuti, jefa de campañas internacionales de la coalición contra la pobreza Oxfam, dijo que “la última década ha sido devastadora para los yemeníes, y esas consecuencias mortales se agravarán si no se toman medidas urgentes para permitir que la economía y la comunidad humanitaria sigan funcionando”.
Comentó que, en el sur, a pesar del fuerte apoyo internacional, el gobierno reconocido no ha logrado proporcionar servicios básicos ni estabilizar la moneda.
En los últimos 10 años, el rial yemení se ha depreciado más de 90 % en las zonas controladas por el gobierno, dejando fuera del alcance de la mayoría de los yemeníes servicios básicos como la alimentación, el agua y la atención médica, y la situación no hace más que empeorar.
En el norte, los hutíes han dificultado y hecho cada vez más peligroso que la comunidad humanitaria opere y proporcione alimentos, dinero en efectivo y otros tipos de asistencia vitales, observó Chetcuti.
Indicó que la detención arbitraria e ilegal de trabajadores humanitarios yemeníes y miembros de la sociedad civil ha empeorado el ya difícil entorno operativo, yb pidió, como también hace AI, que las autoridades deben liberar a todos los detenidos ilegalmente, incluido el personal de Oxfam.
“Los yemeníes merecen –y tienen derecho– a vivir en seguridad, a tener acceso a alimentos, agua, atención sanitaria y a liderar el camino hacia un futuro pacífico”, concluyó Chetcuti.
A-E/HM - Fuente: IPS
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