Existen una serie de medicamentos, llamados ototóxicos, que pueden constituir un factor de riesgo para la pérdida auditiva si se consumen de forma prolongada y excesiva. Hay alrededor de 600 categorías diferentes, según detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pueden causar daño en la audición de forma permanente, como determinados antibióticos y tratamientos del cáncer, o de forma temporal, como los analgésicos de salicilato, la quinina (para la malaria) o algunos diuréticos, empleados en enfermedades renales o cardíacas.
Según advierten desde el equipo de audiólogos de Oticon, líder tecnológico en el desarrollo de audífonos, el riesgo aumenta si, además de tomar más de un medicamento y tener historial familiar de sensibilidad a los mismos, la persona se expone a ruidos fuertes e intensos. Además, recuerdan que las personas que tienen problemas auditivos deberían indicarlo al médico para que pueda tenerlo en cuenta y, si es posible, evitar la medicación ototóxica.
La toma de medicamentos ototóxicos constituye un factor de riesgo evitable de la pérdida auditiva y es necesario que la población esté informada de ello para que pueda prevenirse. Sin embargo, según el estudio realizado por Oticon, ‘Inteligencia auditiva: la importancia de la audición’, solo el 27,6% de la población cree que el consumo excesivo de ciertos medicamentos conlleva riesgo para la audición. “Pero es importante tener claros cuáles son y no ser alarmistas, pero sí prudentes. Se trata de fármacos que se recetan solo cuando son estrictamente necesarios y que pueden causar daños a los órganos sensoriales responsables de la audición y el equilibrio, localizados en el oído interno. Todo ello puede derivar en pérdida auditiva, acúfenos o zumbidos en los oídos, así como problemas de equilibrio. Estos dos últimos, suelen mejorar una vez que se termina el tratamiento, pero en algunos pacientes, dependiendo de la duración del tratamiento, los daños auditivos pueden ser permanentes”, explica José Luis Blanco, jefe de audiología de Oticon.
Los daños auditivos generados por los medicamentos ototóxicos pueden pasar desapercibidos en un principio y van generando dificultades en la capacidad auditiva de forma más progresiva. “Suelen mostrar signos de alerta visibles para sus familiares, compañeros o amigos y pueden afectar en mayor o menor medida a su calidad de vida”, añade. En caso de que sea necesario continuar el tratamiento con esos fármacos, es importante consultar con un profesional de la audición para poder tomar medidas que logren minimizar sus efectos sobre la capacidad auditiva.
Por otro lado, también será necesario tener en cuenta la edad de las personas que deben tomar esos medicamentos, ya que tanto las personas mayores como los niños son más vulnerables a sufrir estos efectos, o puede existir también una predisposición genética. “Pero también pueden influir otros hábitos como el consumo de alcohol o tabaco, una mala alimentación, el estrés”, apunta Blanco. Según la OMS, la incidencia de la pérdida auditiva por fármacos ototóxicos es del 63% con los aminoglucósidos. Además, está demostrado que el cisplatino provoca acúfenos y pérdida de la audición entre el 23% y el 50% de las personas adultas y en hasta el 60% de los niños a quienes se administra.
La detección, la clave
En caso de estar tomando estos medicamentos es importante hacer un seguimiento con un profesional especializado en audición para que pueda detectar a tiempo posibles problemas de pérdida auditiva y ponerle solución. “Lo importante es no dejar de atender la pérdida auditiva, ya que puede deteriorar de manera notable la calidad de vida de las personas y provocar otras consecuencias en su actividad diaria como aislamiento, problemas de aprendizaje y desarrollo en el caso de los niños, deterioro cognitivo, etc.”, advierte Blanco.
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