Voy a condensar algunas ideas de una entrevista de Mayra Novelo (en Woman Essentia, 24 abril 2024) al Dr. Nicolás Jouve de la Barreda, Catedrático Emérito de la Universidad de Alcalá y presidente de la Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida. En Ciencia, Vida y Cultura (CiViCa), se habla muy bien de cómo la ciencia contemporánea nos ha revelado más sobre nuestro desarrollo biológico. El conocimiento sobre el embrión ha dado grandes saltos en las últimas décadas…
WE.- ¿Podría mencionar algunas verdades científicas que refuercen el derecho a la vida y la protección a los no-nacidos?
NJ.- La ciencia ha proporcionado datos significativos para evaluar y comprender el material biológico en sus primeras etapas. La vida comienza en el momento en que se conforma la identidad genética, es decir, la información y las instrucciones necesarias para que se desarrolle e identifique una nueva vida. Esto ocurre justo en el momento de la fecundación, cuando los gametos materno y paterno se fusionan y dan lugar al cigoto. En este acto, ya tenemos una nueva identidad, porque se establece el programa genético necesario (una información genética propia y singular, diferente de la de los padres) para la construcción de una nueva vida.
Un segundo dato importante lo aportan dos disciplinas distintas de la biología: la biología celular y la genética del desarrollo. La biología celular describe cómo se forman las células y cómo crece el organismo, mientras que la genética del desarrollo explica cómo se expresan los genes necesarios en el momento adecuado y en cada lugar del embrión que crece. Hoy sabemos que un embrión es un organismo perfectamente estructurado y dirigido, donde cada célula cumple un papel en interacción con el conjunto, que se autoconstruye con el programa genético fijado en el cigoto.
El embrión, desde la fecundación hasta la octava semana, y el feto, a partir de la octava semana, son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y no forman parte de la sustancia ni de ningún órgano de la madre, aunque dependan de ella para su desarrollo.
Por lo tanto, en todo momento, desde la fecundación, estamos ante una misma vida. La ciencia hoy en día no tiene ninguna duda: el "big-bang" de la vida es justo en el momento de la fecundación. El cigoto es una nueva realidad biológica, la primera realidad corporal del ser humano que encierra el programa de desarrollo para construir, paso a paso, de forma regular y sin interrupción, el ente que verá la luz cuando alcance el grado de madurez suficiente, lo que en el hombre ocurre nueve meses después de la fecundación.
Cada ser humano, cada persona, es una realidad singular que comienza su andadura vital cuando se constituye el programa genético del que dependerá su desarrollo.
WE.- ¿Por qué, a pesar de estas evidencias, la interrupción deliberada del embarazo se sigue presentando como un derecho de la mujer?
NJ.- La respuesta a esta pregunta no se encuentra en la ciencia, que es clara en todo lo anteriormente dicho, sino en razones ajenas a ella, de carácter ideológico, cultural y social. El derecho al aborto se ha impuesto como un derecho humano, priorizando el derecho de la madre a decidir sobre el derecho del nasciturus a nacer. Esto responde a corrientes culturales individualistas, utilitaristas, económicas y materialistas, dominadas por una depreciación del concepto de la dignidad humana, especialmente en sus fases inicial y terminal.
Las leyes del aborto consideran la salud de la madre antes que la belleza y el inmenso bien de la maternidad. El ritmo de vida actual retrasa la maternidad, llevando a muchas parejas a recurrir a técnicas de reproducción asistida. Se crean sociedades eugenésicas donde no hay lugar para discapacitados o ancianos, quienes son convencidos de que sus vidas carecen de valor.
WE.- ¿Hay vidas que valen menos que otras?
NJ.- Evidentemente no. La dignidad es algo innato en el ser humano desde la fecundación hasta la muerte. Mientras hay vida, hay dignidad, porque esta no se otorga, se reconoce. La dignidad humana es congénita y está vinculada a la base de los derechos humanos fundamentales y a la igualdad de todos los seres humanos. La principal obligación de la sociedad es respetar y defender la vida humana desde la concepción hasta la muerte. No hay vidas de mayor o menor valor. Es necesario reflexionar sobre el valor especial de la dignidad humana y el legado que dejamos a futuras generaciones. La defensa del derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural es fundamental.
Como colofón, añadiré que el derecho a la vida y la protección de los no-nacidos es una de las cosas más importantes en nuestro tiempo, pues la ciencia nos habla de la dignidad humana en todas las etapas de desarrollo, y la antropología lo confirma.
Además, hay un dato fascinante sobre el desarrollo fetal: en el caso de los fetos femeninos, ya durante el desarrollo en el vientre materno, se forman todos los óvulos que esa futura mujer tendrá a lo largo de su vida. Esto significa que, en un sentido genético, la futura abuela, la madre y la nieta coexisten potencialmente en el vientre de la madre. Este hecho destaca la continuidad y la conexión entre generaciones, subrayando la importancia de proteger y valorar la vida desde sus inicios.
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