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Voy a condensar algunas ideas de una entrevista de Mayra Novelo (en Woman Essentia, 24 abril 2024) al Dr. Nicolás Jouve de la Barreda, Catedrático Emérito de la Universidad de Alcalá y presidente de la Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida. En Ciencia, Vida y Cultura (CiViCa), se habla muy bien de cómo la ciencia contemporánea nos ha revelado más sobre nuestro desarrollo biológico.
El reciente movimiento liderado por Macron para incluir el aborto en la Constitución francesa y su propuesta para su inclusión en la legislación europea han avivado el debate sobre este tema sensible. A primera vista, la despenalización del aborto puede parecer un triunfo de la libertad de elección de la mujer. Sin embargo, es esencial considerar la perspectiva del ser humano no nacido, cuya vida se ve truncada en lugar de tener la oportunidad de nacer.
El escrito “Santidad de la vida no nacida”, dice: “La vida de un ser humano no puede ser destruida injustamente sin incurrir en la vida del Dios sagrado, que ve la destrucción de su imagen como una afrenta a sí mismo”, señala, “incluso antes de nacer todos los seres humanos somos la imagen de Dios, y sus vidas no pueden ser destruidas sin borrar su gloria”.
Hoy día se está difundiendo, aceptando y consolidando la antítesis del mencionado derecho a vivir, con la falacia del derecho a una muerte digna, es decir la eutanasia. Ni por asomo se me ocurrirá enjuiciar está desde el punto de vita teológico diciendo que, el único señor de vida y muerte es el Supremo Ser que nos ha creado, es decir, Dios. Hablo desde la perspectiva humana.
Es insostenible que se aplique la eugenesia. Lo que no puede ser es que se quiera prescindir de las vidas de los mayores y de los discapacitados siguiendo los pasos de la Alemania nazi y de lo que está ocurriendo en Holanda y en otros países.
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