El 8 de junio del 2024, la flamante escritora Elisabetta Bagli escribió un epilogo sobre la obra literaria del Prof. Dr. Jeton Kelmendi. A continuación, compartimos los pensamientos de la escritora Bagli, sobre la obra del Prof. Dr. Jeton Kelmendi.
“No se puede definir qué es poesía en un sentido estricto, pero sin lugar a dudas, se puede decir que la poesía es la voz que cada uno lleva dentro y que sale bajo la forma de palabra en versos; es esa voz que libera los miedos, los temblores, las sonrisas y la belleza. Podemos decir también que la poesía es el sueño del poeta que rompe con las estructuras que rigen la rutina para adentrarse en el universo onírico y sensible de su alma:
“El amor es un sueño/al que todo el mundo tiene derecho…” “En el caos,/mis sueños vinieron muy rápido,/como un día cuando, al despertar,/comencé a ver paisajes de ensueño.” “…los sueños son un buen augurio…”
Jeton Kelmendi en su poemario “La vida vive en mí” habla de sueños y ensoñaciones, de amor y de sus ilusiones, sus engaños y sus amarguras; describe la vida y las muchas existencias que viven en ella y en su poesía, abarcando temas tan existencialistas que no conciernen sólo a la esfera íntima de la vida cotidiana:
“Si quieres ir a la realidad, al amor, a la ilusión,/no le digas que la vida es solo un sueño…” “No le hables a nadie sobre mi tiempo/porque la vida es un juego de trucos…”
Marina Tsvetaeva solía decir que la poesía es “algo que dentro de nosotros quiere desesperadamente ser”. Y es esto que hace el poeta albanés que quiere dar movimiento, con sus palabras, a lo que siente dentro, al amor y a sus debilidades que a menudos se tornan dolor, a aquellas necesidades de las que no somos conscientes, a aquellos muchos elementos que, a veces, nada tienen que ver con el objeto del amor. Sin embargo, es en ese momento cuando todos sentimos la necesidad de escribir, de decir algo que pueda ser transmitido a los demás para que lo asimilen y puedan reflexionar sobre los acontecimientos de la vida.
“… el amor nace cada día, cada noche,/por la tarde, pasada la medianoche,/simplemente, podemos verlo/en cualquier momento,/en cualquier sitio…” “Así es el amor, como una manzana/que, ocasionalmente,/madura líquida en el alma humana/y explica el sabor del dolor/de la vida del hombre…”
Hay que recordar también que la poesía es “memoria” exactamente como decía Giovanni Pascoli: “El recuerdo es poesía, y la poesía no existe si no tengo recuerdos”. Un recuerdo para almacenar en la memoria y devolver a la vida justo cuando uno vive situaciones emocionalmente similares a las del pasado; un recuerdo que está vinculado al afecto, pero también, en una visión más global, a la memoria histórica y cultural de los pueblos, constituyendo, en todos sus matices, una herencia humana indeleble que es la base de la identidad de una comunidad y, a nivel individual, de la personalidad de cada uno.
“…Sentado en la memoria/eché una mirada a sus pasos/que aplastan el futuro…” “...Diariamente subo a la cima de la memoria/y por la noche desciendo hasta mí,/el tiempo se sienta allí, en su propia cama.”
Y el mismo Pascoli decía que poesía es también “estupor”, el mismo del niño que llora y ríe sin un por qué, sintiendo cosas que escapan a nuestros sentidos y a nuestra razón. Es él quien nos salva de las lágrimas con su loca alegría; es él quien hace tolerables la felicidad y la desgracia, templándolas con lo amargo y lo dulce, y haciendo que dos cosas sean igualmente dulces para la memoria.
“Caminaré por el horizonte,/como el primer deseo en la infancia/que nos elevó a ritmos de cautiverio,/igual que llevo mi nombre/desplegado en la memoria.”
La poesía es trabajar sobre uno mismo: revelar el ser de cada uno, profundizando la relación entre nuestra conciencia y nuestro ser. En el poemario “La vida vive en mí”, Jeton Kelmendi está en constante relación consigo mismo y la palabra. Por eso, es necesaria una cuidadosa lectura de sus escritos que tratan de la vida y sus delirios, de lo que es vivir y soñar, y a los buenos lectores les gusta mucho soñar.
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