La semana pasada les hablaba de lo poco que necesitamos la gente corriente para ser felices. No ha pasado ni una semana cuando mis vaticinios se han hecho realidad. Estamos tan hartos de guerras armadas o de guerrillas políticas, que tan solo necesitamos la consecución de un objetivo común, para que nos sintamos dichosos durante unos días. La buena noticia de hoy no puede ser otra que el ascenso del Málaga a segunda división. No “hemos” ganado la copa de Europa. Ni siquiera la liga en la que participábamos. Pero hemos logrado el ascenso a una categoría nacional de una forma “patatera”. A base de sudor y lágrimas. Nuestro equipo ha sido desde siempre un “equipo ascensor”. No hemos podido contar con unos dirigentes que buscarán la mejora del club. La gran mayoría han venido a buscar el beneficio propio; el dinero, el poder o el prestigio. Cuando lo han conseguido -o no lo han podido conseguir-, se han quitado de en medio, dejándonos hundidos en las divisiones inferiores y totalmente arruinados. Creo que, amén del ascenso, el Club Deportivo Málaga o Málaga Club de Fútbol –que hasta de nombre ha tenido que cambiar-, nuestro club debería contar con unos dirigentes de aquí, que quisieran a Málaga y al Málaga, que pusieran un poco de dinerito y que gestionaran el maravilloso tesoro con que cuenta nuestro club: una afición que llena el estadio y está totalmente entregada a su equipo. Enhorabuena a los actuales gestores, jugadores y aficionados. Ojalá volvamos a vivir los tiempos de Arias, Migueli, Pipi, Viberti, Cabral Pepillo y aquel equipo que jugó la Champion con Peregrini. Creo que todos seríamos más felices y disfrutaríamos de muchas buenas noticias. Ya lo decía yo. Necesitamos muy poco para sentirnos llenos de felicidad. Hoy Málaga vive una buena noticia.
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