Es complicado hablar y escribir sobre el tema de la inmigración, y la razón es que tiende a ser un tema que provoca más de una malinterpretación que se convierte en que te tilden de lo que no eres: racista.
Pero hay que ser valiente, y por ello me atrevo a decir que las políticas de fronteras abiertas y las sociedades multiculturales han fracasado en Occidente, y países como Bélgica, Francia o Reino Unido son el ejemplo más evidente. Pese a ello, las élites europeas y mundiales apuestan por la llegada de millones de inmigrantes ilegales en los próximos años con el objetivo de revertir el invierno demográfico imponiendo políticas contrarias a la familia tradicional.
Por ejemplo, desde Vox, se piensa y con razón, que el avance del globalismo amenaza la preservación de la identidad cultural de las naciones occidentales, socava su soberanía y pone en jaque el Estado social.
Toda nación tiene derecho a regular las condiciones de entrada de quienes aspiran a vivir en ella, por eso, la inmigración debe ser legal, controlada, adaptada a las necesidades de España.
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