Con el verano avanzado, la mayoría de las familias han programado ya sus vacaciones, campamentos y actividades. Una época deseada y temida a partes iguales en especial por las madres que pueden ver, añadido a su carga mental habitual, un extra de tiempo libre de sus hijos que acaba en conflictos y discusiones. Los que llevan ya varias semanas de vacaciones lo saben.
Lejos del merecido respiro de las responsabilidades diarias, ”muchas madres encuentran, en época estival, un incremento de las horas dedicadas al rol de madre, algo que suele ser, en muchas ocasiones, más demandante emocional y mentalmente que el propio trabajo” afirma Mada Gúzmán, Co fundadora de Desaprendiendo para aprender. Con los niños en casa durante las vacaciones escolares, las madres a menudo se encuentran coordinando los horarios de actividades, planificando salidas familiares y organizando el cuidado de los niños. Esta gestión logística adicional puede aumentar el estrés y la preocupación de las madres, ya que intentan equilibrar las necesidades de todos los miembros de la familia muchas veces incluso lo gestionan a la vez que trabajan.
“Ni las madres (ni nadie) podemos llegar a todo, por eso es vital que aprendamos a soltar, compartir responsabilidades y priorizar” afirman desde DPA. “Ser conscientes de esto nos libera y nos permite decidir a qué queremos llegar y qué es secundario”.
En general, después de un año escolar en el que las madres asumen, por regla general, una carga mental que une hijos con trabajo y gestión del hogar, el verano se presenta como un oasis de paz con unas altas expectativas de relax y descanso. Sin embargo, la realidad puede ser bastante diferente. Según comenta Guzmán, “la idealización de las vacaciones puede generar expectativas poco realistas, lo que a su vez puede llevar a conflictos familiares”.
“Organizamos las vacaciones como si tuvieran que ser las únicas de nuestra vida, que sean inolvidables. Esto genera una gran carga emocional. Al final, como en muchas otras cosas, simplificar es la clave. Hacer planes sencillos que disfrutemos como familia y que nos gusten a todos suele ser mejor que llegar estresado a un destino idílico lo que puede provocar que en muchas ocasiones todo vuele por los aires” afirma Guzmán.
Desde Desaprendiendo para aprender afirman que es fundamental que las madres prioricen su propio bienestar emocional y encuentren tiempo para el autocuidado, incluso en medio de las demandas del verano. Reconocer y abordar los desafíos del día a día de manera proactiva es esencial para garantizar unas vacaciones de verano más equilibradas y gratificantes para toda la familia.
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